La cifra por la que ha cambiado de manos este Ferrari 330 LM / 250 GTO es impresionante: 51.705.000 dólares. Muchísimo dinero por un automóvil y, desde luego, récord para un Ferrari, lo cual es mucho decir pues es la marca más valorada del mundo. La cifra más alta que se había pagado hasta ahora en una subasta por un cavallino rampante era de 48.405.000 dólares, aunque se rumorea que un GTO cambió de manos por más de 70 millones en una transacción privada. Cifras que, en todo caso, quedan lejos del récord absoluto, que pertenece a un Mercedes-Benz 300 SLR Uhlenhaut, que cambió de manos por más de 135 millones de euros.
¿Y por qué hablamos de entonces de pinchazo si se ha batido el récord? Porque las expectativas eran tan altas, que la cifra final no ha estado ni remotamente cerca. No suele ser habitual que un GTO salga a la venta, así que se esperaba que hubiera muchos coleccionistas dispuestos a pujar por él, cosa que no ha sucedido. No se llegó a publicar un precio estimado, pero se manejaba un mínimo de 60 millones de dólares. Incluso había quien esperaba que se llegara a los 75 millones.
Hablando con especialistas, el resultado puede deberse en parte a que no se trata de un 250 GTO “puro”. El coche era originalmente un 330 GTO con chasis 539/566 y motor 163 LM y corrió con la Scuderia Ferrari en 1962 en pruebas como las 24 Horas de Le Mans o los 1000 Km de Nürburgring. En mayo de 1963, el motor original fue sustituido por un 250 P con número 670/62E, lo que hace de nuestro protagonista una suerte de híbrido. De ahí que RM Sotheby’s lo haya ofrecido como Ferrari 330 LM / 250 GTO.
COMIENZA A PINCHARSE LA BURBUJA
Independientemente del extraordinario resultado, pues que se paguen más de 8.600 millones de las antiguas pesetas por un coche es extraordinario, la subasta celebrada en Nueva York ha dejado un regusto amargo. Quizá la culpa haya sido de la situación actual del mundo, con dos guerras en marcha y una creciente incertidumbre económica, pero sea como sea, el precio por el que ha cambiado de manos este GTO ha estado muy por debajo de lo esperado.
Los 51 millones se quedan cortos, muy cortos, y nos hacen pensar que quizá estemos presenciando un punto de inflexión en el mercado. Al menos en lo que hace referencia a los automóviles de los años 50 y 60, los antiguamente considerados clásicos modernos. El gran problema es que cada vez quedan menos aficionados que vivieran aquellos coches y aquellas carreras en vivo, así que el interés se desplazada a autos más modernos.
De igual forma que sucedió con los vehículos de preguerra, los clásicos de los años 50 y 60 ven como el foco de los aficionados -e inversores- se va trasladando a modelos de décadas más recientes. Baste un ejemplo, hace justo un año, un Ferrari F2003-GA ex Michael Schumacher se subastó por casi 15 millones de dólares en Ginebra. Se trataba de una unidad con la que el “Kaiser” ganó cinco Grandes Premios y pilotó camino del título en Japón. La pregunta es sencilla: ¿Cuántos de vosotros recordáis a Schumacher pilotando aquel Ferrari? ¿Y quién recuerda a Parkes y Bandini con el GTO en las 24 Horas de Le Mans de 1962? Es el inexorable paso del tiempo.
NO, LOS PRECIOS NO SE VAN A HUNDIR
Todo lo que estamos contando no significa que, de repente, el mercado de los clásicos más caros vaya a desmoronarse, ni mucho menos. Pero sí quizá que esté cerca de estabilizarse, de alcanzar unos máximos que vayan creciendo a un menor ritmo. Este 300 LM / 250 GTO se vendió en 500.000 dólares en 1985, es decir, su revalorización desde entonces ha sido extraordinaria, pero quizá los 51 millones que se han pagado por él sean su límite.
Dado que este tipo de coches tienen consideración de obras de arte y objetos de inversión, es complicado imaginar que los precios vayan a bajar. Lo que sí sucederá es que se estabilicen y no generen las plusvalías actuales, aunque no perderán su papel como valor refugio. Es decir, continuarán siendo activos financieros seguros y fiables en periodos de inestabilidad como el actual, frente a la volatilidad de los mercados bursátiles, por ejemplo.
Además, poco a poco, serán los superdeportivos y coches de carreras más modernos los que atraigan la atención de los compradores. Basta ver cómo, por ejemplo, los Enzo Ferrari han pasado de valer 800.000 euros a superar los 4,5 millones -para unidades perfectas- en apenas una década. Ahí tenemos el caso del que perteneció a Fernando Alonso. O qué decir del McLaren F1, del que ya se han subastado un par de unidades por más de 20 millones de dólares. Es posible que la siguiente subasta de un coche similar acabe contradiciendo toda esta reflexión, pero lo que está claro es que el precio de los clásicos no puede subir eternamente al ritmo que venía haciéndolo.
Fotografías de Jeremy Cliff, cortesía de RM Sotheby’s.