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De los cazas a los eléctricos, Tama y su gama en el Japón de la postguerra

Hoy en día la industria del automovilismo está transitando a lo eléctrico de forma masiva. No obstante, existen multitud de precedentes aupados por problemas de abastecimiento del combustible. Uno de ellos es el que se produjo en el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el antiguo fabricante de aviones militares Tachikawa presentó una gama con cuatro modelos eléctricos pensados para aquellos tiempos de restricción. Ahora son reclamados por Nissan como antecedentes de su presente gama eléctrica.

Para bien o para mal, la escalada militar ha sido uno de los factores decisivos en el desarrollo tecnológico. Algo de lo cual da buena fe el automovilismo con elementos hoy en día tan habituales como el turbocompresor o la inyección directa. Ambos provenientes del mundo de la aviación militar, teniendo posteriormente sus respectivas aplicaciones al mundo civil al igual que ocurrió con multitud de inventos provenientes de la carrera espacial. Uno de los campos de disputa de la Guerra Fría, usando los logros científicos como parte de la propaganda cruzada entre los Estados Unidos y la URSS.

No obstante, lo cierto es que todo esto cambia bastante según las condiciones en las que se encuentre cada país a nivel político. De esta forma, tras la Segunda Guerra Mundial las antiguas potencias agresoras tuvieron que reorganizar sus industrias en base a lo dictado por los Aliados. Así las cosas, el potencial económico de Alemania, Italia y Japón se orientó hacia la reconstrucción nacional y la evasión de posibles rearmes. Un giro en el que BMW pasó por un tiempo a fabricar material de cocina y Alfa Romeo abandonó la producción de motores destinados a la aviación militar centrándose en el 1900 producido en gran serie.

Además, en Japón también se vivió una fuerte reconversión de la antigua industria de guerra tras la rendición formal del país el 2 de septiembre de 1945. De esta manera, la antigua Tachikawa dejó de ser una de las principales fábricas de aviones militares para producir vehículos aptos al periodo de la postguerra. Una época marcada por la destrucción de la infraestructuras, la caída en picado del consumo y las restricciones en materia de combustibles. Algo común a diversos países entre los que se encontró España. Generando un parque móvil modesto donde primaron los pequeños vehículos industriales, los ciclomotores e, incluso, los eléctricos.

A LA ELECTRIFICACIÓN POR LA FALTA DE GASOLINA

Entre las medidas dispuestas por los Aliados para controlar la reorganización de las potencias vencidas estaba el racionamiento de combustible. Un contexto que propició la aparición de diversas alternativas de movilidad eléctrica en países tan diferentes como España o Japón. De hecho, revisando nuestra historia aparece de forma muy llamativa la fundación de Vehículos Eléctricos Autarquía S.A en 1943. La empresa barcelonesa fundada por el ingeniero militar Guillermo Menéndez, orientada a la fabricación de furgonetas y camiones para la administración pública y pequeñas empresas.

Pues bien, dado que el Japón de la posguerra también vivió un fuerte racionamiento del petróleo, la antigua aeronáutica Tachikawa decidió apostar por la electrificación como una de sus nuevas vías de negocio. Para ello creó la filial Tama. Destinada a la producción de pequeños automóviles aptos para un mercado empobrecido donde primaban los pequeños vehículos industriales. Llegados a este punto, en 1947 legaron los primeros resultados en forma de una camioneta para dos pasajeros.

Obviamente no era un modelo de lo más prestacional, pero sí bastante adaptado a las necesidades del momento. Ya que con sus tan sólo 4,5CV lograba una velocidad máxima de 35 kilómetros por hora y una autonomía de 65 kilómetros. Todo ello con poco más de una tonelada, lo cual es importante debido al gran peso de las baterías de la época. Características más que suficientes para lograr el propósito de servir a pequeñas empresas en sus labores diarias por un entorno urbano. Sin necesidad de salir a largos viajes donde cubrir grandes distancias a velocidades de crucero.

LA GAMA ELÉCTRICA DE LOS CUARENTA

Más allá de ver un eléctrico funcionando en el lejano Japón de la postguerra, lo más llamativo de la camioneta Tama es que dio paso a toda una gama con hasta tres modelos más. Para empezar una variante furgoneta para cuatro pasajeros. Muy compacta gracias a sus tan sólo tres metros de largo, y por tanto ideal para las cada vez más congestionadas y angostas calles de las ciudades niponas. Además, en 1948 Tama presentó su primer turismo eléctrico bajo el nombre de Tama Junior. Un pequeño automóvil con el cual poder aventurarse a ciertos trayectos interurbanos, complementado un año más tarde por el Tama Senior.

Tama Senior

Con capacidad para cinco ocupantes y la posibilidad de llegar hasta los 55 kilómetros por hora. El modelo más avanzado de aquella gama eléctrica de Tama, relegado a ser un canto de cisne ya que para 1950 ya se estaban levantando las restricciones respecto al combustible. De hecho, también se legalizó de nuevo la fabricación de aviones en Japón. Devolviendo a Tachikawa la posibilidad de regresar a lo que había sido su actividad de origen.

No obstante, la diversificación emprendida por ésta después de la Segunda Guerra Mundial hizo que su entrada al automovilismo llegara para quedarse. De hecho, su filial Tama pasó a llamarse Prince. La cual seguramente muchos aficionados a los automóviles deportivos conozcan por ser la casa matriz del icónico Skyline antes de ser absorbida por Nissan en 1966. Una marca que está cuidando como pocas su pasado, no dudando en reivindicar aquellos Tama como antecesores directos de sus actuales Nissan LEAF. Y es que, aunque parezcan muy actuales, los eléctricos están presentes desde los inicios del automovilismo.

Imágenes: Nissan Motor Corporation

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Escrito por Miguel Sánchez

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