FOTOGRAFÍAS TATRA 87: RM SOTHEBY’S
Pensando en un vehículo terrestre que pudiera atemorizar a los cargos nazis, se nos viene a la mente el soviético T-34. Producido a partir de 1940, este tanque remedió los errores detectados por el Ejército Rojo en los carros empleados durante la Guerra Civil Española. No era fácil de usar, ni especialmente cómodo para los soldados. Sin embargo, tenía buen blindaje y una avasalladora potencia de fuego. Algo con lo que compensaba de forma mortal su escasa maniobrabilidad.
Durante la Segunda Guerra Mundial se produjeron más de 57.000, siendo claves en el avance soviético hasta Berlín. Con estas credenciales, bien podríamos calificar al T-34 de “matanazis”. Algo que otros vehículos terrestres también hicieron, pero con una mayor elegancia y finura. Ejemplo de ello es el estilizado Tatra T87. Una maravilla del diseño aerodinámico responsable, según la rumorología bélica, de eliminar al menos a siete altos cargos nazis en una misma semana.
Bueno, en realidad fueron ellos mismos los que se mataron en accidentes de tráfico. No obstante, esto puso encima de la mesa lo mucho que corría este coche; algo que combinó mal con unas peligrosas suspensiones traseras de ejes oscilantes. De hecho, el propio Hitler llegó a prohibir la producción del Tatra T87; viendo que el gusto que despertaba entre sus oficiales era directamente proporcional a la facilidad con la que estos se mataban a bordo. Ahora, RM Sotheby’s subasta una magnífica unidad.
TATRA T87. UN HITO DEL DISEÑO AERODINÁMICO
Más allá de sus ‘méritos’ políticos, el Tatra 87 destaca por ser uno de los automóviles más icónicos en la evolución aerodinámica. Un refinado diseño basado en los planteamientos de Paul Jaray, ingeniero húngaro responsable de estilizadas creaciones como los Graf Zeppelin. Todo pensando para cortar el viento o, mejor dicho, resolver las turbulencias que éste produce en la parte trasera del vehículo. Y es que, según aumentamos la velocidad, es más importante cómo se gestionan las turbulencias de salida que el grado de penetración en el aire.
Tomando como partida las formas del Tatra 77, Erich Übelacker y el ingeniero jefe de la empresa Hans Ledwinka estilizaron aún más las líneas hasta crear la carrocería del Tatra 87. El envoltorio perfecto para una futurista berlina de lujo capaz de alojar a cinco pasajeros. Todo ello con un coeficiente aerodinámico de 0’36, destacando elementos como la aleta longitudinal alzada en la caída posterior. Un ingenioso aporte para mantener la estabilidad del coche yendo a altas velocidades.
Y es que para ello se diseñó, pensando en las nacientes autopistas del momento como hábitat natural del Tatra 87. Perfectas para sus casi 1400 kilos, repartidos sobre un chasis tubular con 285 cms de batalla. Y ojo, porque la calidad de las plataformas de los Tatra impresionó tanto a ingenieros como Ferdinand Porsche que fueron copiadas descaradamente. De hecho, en 1965 Volkswagen tuvo que indemnizar a los checos por sentencia judicial tras demostrarse cómo el VW Type 1 prácticamente plagió su diseño de coches como el Tatra V570.
TATRA 87. UNA BERLINA CON DISPOSICIÓN “TODO ATRÁS”
Prueba de la fascinación de Ferdinand Porsche por los Tatra, es su famosa disposición “todo atrás”. Porque, más allá de la aerodinámica del Tatra 87… Hablemos de sus motores. Colgados tras el eje trasero, estos se refrigeraban por aire a través de unas amplias tomas en las aletas traseras de la carrocería. Y eran maravillosos. Sí, porque entre los fabricantes europeos no había nada igual en la época.
Sus V8 fundidos en aleación de magnesio con cámaras de combustión hemisféricas y un solo árbol de levas por cada bancada de cilindros eran robustos y silenciosos en marcha. Y eso por no hablar de que con sus casi 3 litros de cilindrada el Tatra 86 se disparaba hasta los 160 kms/h. Cifras nada desdeñables para una berlina de los años 30 la cual, aún con limitaciones impuestas por el Telón de Acero, siguió fabricándose hasta 1950.
La unidad que aquí vemos es una de las más tardías, concretamente de 1948. Por ello monta la mecánica de dos litros y medio propia de las últimas series. Un perfecto ejemplo de las poco más de 3.000 unidades fabricadas, todas ellas estupendos testimonios de la calidad alcanzada por la fábrica checoslovaca durante los años 30. RM Sotheby’s la ofrece dentro de la subasta de la Elkhart Collection a finales de este octubre. El precio es lo de menos; hablamos de una auténtica pieza de museo.