Como marca global, Ford emprendió una estrategia de expansión internacional desde muy temprano. Además, gracias la fabricación en serie del Model T esta tendencia pudo despegar con mayor facilidad. No en vano, la producción en cadena resultaba mucho más sencilla de replicar que los costosos y especializados procesos artesanales a los que aún seguían aferrados los talleres italianos o británicos. Así las cosas, Ford Motor Argentina se presentó en 1913 como una potente subsidiaria de la central estadounidense.
De hecho, su papel en la motorización del país fue absolutamente crucial. No sólo en el ámbito de los turismos, sino también en el de las camionetas para la labor agrícola e industrial. Algo realmente reseñable en Argentina. Tradicionalmente caracterizada por sus grandes extensiones rurales. Uno de los condicionantes más marcados para este mercado, en el cual Ford Motor Argentina gozó de ciertas liberalidades a la hora de adaptar su gama a las necesidades locales. Gracias a ello, y al igual que lo ocurrido en Brasil con la rama local del Grupo Volkswagen, ésta creo versiones propias a partir de modelos globales como el Taunus.
Un hecho especialmente visible en el caso de los coupé GT y SP. Diseñadas por la Ford Motor Argentina con el objetivo de situar en su mercado una apuesta deportiva a la par que usable para el día a día y los grandes viajes. En cierta medida, algo parecido a lo interpretado por el Renault 12 Alpine. También enteramente argentino y, para el constante asombro de la afición europea a la división deportiva de Renault, bastante desconocido fuera de sus fronteras.
Llegados a este punto, lo mejor será situarnos en 1974. Año en el que se lanza el Ford Taunus de producción argentina. Dotado de un diseño sobrio y elegante, bajo sus paneles de carrocería se escondía una mecánica sencilla y robusta para un modelo sedán con el cual ser competitivo en el segmento D. Hasta aquí todo normal, más aún si tenemos en cuenta sus motores con cuatro cilindros y un consumo reducido. Perfectos para sortear los efectos que la reciente Crisis del Petróleo estaba teniendo en los automóviles de mayor tamaño y factura.
No obstante, a pesar de esto los responsables de Ford Motor Argentina quisieron dar mayor visibilidad al Taunus lanzando una versión deportiva. De esta manera, en 1975 nacía la variante GT. Presidida por una seductora línea fastback con la cual lograba asemejarse a los modelos estadounidenses más musculosos. Eso sí, aquella anunciada deportividad no iba más allá de aquel aspecto. El cual, dicho sea de paso, recordaba bastante al de la berlina familiar utilizada como base. De hecho, su mecánica era exactamente la misma que la del Taunus GXL. El tope de gama del sedán con 122 CV.
FORD MOTOR ARGENTINA REDOBLA LA APUESTA
A finales de los años setenta, el Taunus GT ya no gozaba de la capacidad de seducción con la que fue lanzado. Debido a esto en 1979 evolucionó hacia cotas más prestacionales gracias a la versión SP. Siglas de Special Performance. Escalando aquí hasta los 132 CV aún sin cambiar el bloque motor con 2229 centímetros cúbicos, el cual obtuvo actualizaciones al alza en la carburación y la mejora del árbol de levas. Además, se incluyó una suspensión más dura acompañada de barras estabilizadoras con mayor rigidez.
Es decir, sin una inversión de órdago, Ford Motor Argentina había logrado con el coupé SP tener en su gama una opción realmente prestacional. Al menos cuando la comparamos con sus rivales comerciales tanto en cuatro como en dos puertas. Una panoplia donde destacaron el Dodge GT90, el R12 Alpine o los propio Torino. Estos últimos con seis cilindros en la versión de 1979. Eso sí, por encima de ellos se encontraba el Dodge GTX.
Posiblemente, la variante deportiva argentina más deseada de entre todas las producidas en la época siempre y cuando se sienta atracción por el motor estadounidense. No en vano, en un escalón inferior en potencia pero también en peso estaba el interesante y divertido 128 IAVA. Una máquina a jugar en una liga diferente a la del Taunus SP pero, no por ello, merecedora del silencio.
Además, en 1981 el SP recibió una importante actualización en su estilo. Necesaria no sólo para dejar atrás su frontal tan típico de los setenta, sino también para seguir siendo atractivo en un mercado donde cada vez ingresaban más y más modelos de importación. Y es que, no en vano, este modelo de Ford Motor Argentina se movía en los segmentos más exclusivos del automovilismo nacional. Un medio en el que se movió hasta la clausura de su producción en 1983.
Fotografías: Ford Motor Argentina