Javillac
En una época en la que los insulsos SUV monopolizan las ventas de coches nuevos uno puede llegar a pensar que carrocerías con bastante más gracia como son los descapotables han llegado a extinguirse por completo. Pero hubo una época en los años setenta en la que estuvieron prácticamente prohibidos.
Llama la atención especialmente que esta legislación motivada por razones de seguridad en caso de accidente viniese de Estados Unidos, un país en el que los convertibles eran todo un icono y que a menudo representaban la gama más alta de los catálogos de las distintas marcas. Con el fin de poner remedio a este problema fueron varios los fabricantes que buscaron una alternativa a la conducción a techo descubierto.
TASCO, EL COCHE DE LOS 40 QUE INVENTÓ LOS “T TOPS”
Retrocedemos hasta 1948 para ver el primer vestigio de los que en un futuro sería conocido como techo targa. El vehículo en el que aparecieron por primera vez fue un coche casi experimental llamado el Tasco, obra de Gordon Buehrig, el brillante diseñador que en la década anterior había creado los revolucionarios Cord 810 y 812.
Con unas formas muy futuristas y un diseño claramente inspirado en la industria aeronáutica de la época el Tasco de 1948 contaba con dos piezas de cristas sobre el puesto del conductor y el copiloto que permitían abrirse y cuyo uso se popularizó casi veinte años después en automóviles de producción, creando así los “T Tops” o techos en forma de T en castellano.
LA SOLUCIÓN DE PORSCHE
Para mediados de la década de los sesenta entraron en vigor una serie de leyes en materia de seguridad sobre la fabricación de automóviles que pusieron bastantes límites a la creatividad desenfrenada de los equipos de diseño de la época. Entre las medidas propuestas los coches descapotables serían unos de los más afectados, por la falta de rigidez estructural en caso de vuelco.
Mientras que el resto de los fabricantes siguieron ofreciendo descapotables, Porsche buscó una alternativa. Así nació a finales de los sesenta el Porsche 911 Targa, nombre que servía como homenaje a la Targa Fiorio, y que contaba con una jaula antivuelco, una luna trasera que podía plegarse o eliminarse y un techo que se quitaba con gran facilidad.
Aunque a día de hoy el 911 Targa es considerado como un coche muy bello en su época fue un tanto polémica, ya que la marca ofreció cabriolets más convencionales en el pasado con los 356, pero si querían seguir algo parecido en el lucrativo mercado americano esta era la solución. El coche terminó siendo un éxito y creó escuela, ya que la técnica fue copiada por otras marcas y este tipo de techo se conoce como techo targa.
LAS SOLUCIONES DE OTROS FABRICANTES
El requisito para seguir vendiendo un descapotable en Estados Unidos era poder garantizar la seguridad de los ocupantes en caso de accidente, motivo por el cual los SL R107 de Mercedes-Benz se vendieron con gran popularidad en este mercado durante toda la década de los años setenta.
Desde el final de la II Guerra Mundial muchos fabricantes ingleses crearon deportivos descapotables que gozaban con un mayor volumen de ventas en Norteamérica, pero estas medidas de seguridad pusieron en riesgo este popular segmento de automóviles. Por estas razones modelos como el Triumph Stag, Jaguar XJSC y Volkswagen Golf Cabriolet incluían una jaula antivuelco o un arco de seguridad.
Por su parte los fabricantes estadounidenses fueron abandonando poco a poco la producción de convertibles, y en su lugar los fueron reemplazando por coches que equipaban los T top, elemento muy habitual en muchos coches americanos de los años setenta. Modelos icónicos como el Chevrolet Corvette se ofrecieron como descapotable por última vez en 1975, y a partir de entonces todos serían coupés con T tops. Modelos como el Jeep Wrangler siguieron vendiéndose sin capota pero con un gran arco de seguridad.
1976: UN ÚLTIMO CADILLAC DESCAPOTABLE
General Motors fue la última compañía estadounidense en fabricar descapotables, y el último modelo en ofrecerse en carrocería convertible fue el Cadillac Eldorado de 1976, algo que se anunció a bombo y platillo como el final de una era, y que logró que las ventas de este coche al alcance de muy pocos se multiplicaran con respecto a años anteriores.
A partir de 1977 el Eldorado solo se ofrecía como coupé y los modelos descapotables de años anteriores se revalorizaron al instante. Para muchos esto era un símbolo más de la decadencia de un país inmerso en la crisis del petróleo, que había visto como la potencia de sus V8 mermaba con cada año que pasaba a medida que los fabricantes extranjeros les comían el terreno.
Pero volvió a salir el sol, y con ello los descapotables volvieron a las líneas de montaje americanas, aunque esto no ocurrió hasta principios de la década de los ochenta con los nuevos Chrysler Lebaron que anunciaron su regreso en 1981. Y por fortuna esta es una de las cosas que todavía no se han perdido en la industria, aunque cada vez es mucho más inusual ver coches descapotables nuevos, pero al menos reconforta saber que esa opción de compra aún existe.
