Miguel Sánchez
Últimamente estamos prestando bastante atención a los compactos deportivos de los años 80 y 90 . Un campo en el cual percibimos gran atención -creciente incluso- tanto en relación a los modelos sobrealimentados como a aquellos dotados con culatas de cuatro válvulas por cilindro.
Asimismo, la entrada de no pocos aficionados en la mediana edad parece incentivar aun más el mercado de los llamados GTI, espoleado por la añoranza de aquellos vehículos pertenecientes a la infancia y adolescencia de quienes hoy al fin pueden permitirse la adquisición -ya como clásico- de uno de ellos.
Con todo ello, la atención lograda por estos vehículos llega a ser incluso algo indigesta, eclipsando a no pocas décadas relativas al automovilismo histórico para hacernos creer -nuevamente- en que a los más de ustedes no les interesa lo más mínimo la historia de la mecánica o el transporte, sino en exclusiva la pequeña parcela de conocimiento relativa a lo que ya saben, ya conocen, ya han experimentado y, como ustedes, millones más.
Así las cosas, el mercado de clásicos fluctúa según las modas viendo cómo ciertos modelos incrementan su cotización hasta cifras realmente cuestionables. Ejemplo de ello fue lo ocurrido en relación al Supercinco GT Turbo; un modelo sin duda excelente, icónico incluso, pero al cual hemos llegado a ver por encima de los 12.000 euros sin muchas más justificaciones que una moda temporal.
LA CUESTIÓN DEL GOLF GTI
Dicho esto, durante estos últimos meses hemos visto cómo otro modelo perteneciente al mismo campo también dispara sus cotizaciones. Hablamos del 205 GTI, del cual se han llegado a pagar casi 25.000 euros por una unidad en muy buen estado -cierto- aunque al fin y al cabo perteneciente a un modelo que, gustos aparte, no cuenta con argumentos objetivos a fin de justificar semejante cifra.
Con todo ello, el ámbito de los GTI destaca como uno de los mejores donde invertir gracias a la clara revalorización del mismo. Eso sí, a decir verdad hay modelos mucho más estables en sus cotizaciones que otros. Hecho éste bien representado por la máxima referencia cuando hablamos sobre deportivos compactos: el Volkswagen Golf GTI MK2.
Considerado por muchos la generación más icónica de la saga Golf GTI nacida en 1976, éste es todo un prodigio al hablar de la relación fiabilidad/comportamiento. La síntesis más depurada entre practicidad diaria y punto deportivo, capaz de haber definido a la perfección todo un segmento automovilístico en el cual lleva casi medio siglo siendo el indiscutible patrón de medida.
Motivos capaces de justificar una cotización al alza pero que, al mismo tiempo, se ha mantenido -y seguramente mantendrá- en una evolución mesurada. En suma, adquirir un Golf GTI Mk2 en el mercado de clásicos nunca ha sido la opción más económica, pero sí ha sido una de las más sólidas y capaces de mantenerse en unas cotizaciones estables actualmente cimentadas en la horquilla situada entre los 7.000 y 13.000 euros.
VW CORRADO 16V, SOBRE LA BASE DEL GOLF
Dicho esto, lo cierto es que incluso con todos los halagos dedicados el precio actual marcado por no pocas unidades del Golf GTI Mk2 nos parece realmente elevado; pero en fin, parece ser el historial -y destino inmediato- de este modelo no sólo tan deseado sino sobre el cual existe un consenso evidente incluso entre los aficionados más tendentes a confundir crítica gratuita con capacidad de análisis y conocimiento.
No obstante, en paralelo al Golf GTI Mk2 existe un modelo capaz de presentarse como una alternativa interesante en el actual mercado de clásicos. Y no, no hablamos de un exótico diseño japonés -no se olviden de Honda y su distribución variable, es siempre una opción a tener en cuenta como lo es el llamativo Nissan Sunny GTI- ni tampoco del injustamente infravalorado 309 GTI dotado con un chasis excelente.
Nos referimos a un modelo producido por la misma marca, en los mismos años y de hecho basado en la mecánica del mismo Golf GTI Mk2: el VW Corrado 16V de 1989. Concebido como una especie de versión “premium” del Golf, éste presentó una ingente cantidad de elementos último modelo para ser así uno de los deportivos mejor equipados de su época.
De esta manera, la inclusión de dirección asistida, elevalunas eléctrico, aire acondicionado -opcional en este caso-, asientos eléctricos regulables, techo practicable, e incluso un curioso alerón móvil capaz de desplegarse al sobrepasar los 120 km/h condicionaron un precio de venta al público muy por encima de lo que hubiera sido deseable.
UNA ALTERNATIVA EN EL MERCADO DE CLÁSICOS
El excelente equipamiento del Corrado vino acompañado de su ensamblaje por Karmann en sus instalaciones de Osnabrück. Un dato capaz de hablar a las claras por la apuesta de calidad y distinción emprendida por este modelo 2+2 basado en la plataforma y la mecánica del Golf aunque no por ello carente de una personalidad propia absolutamente incuestionable.
Tanto así que su factura de la época resultaba casi una cuarta parte más cara que la presentada por un Golf GTI Mk2 aun incorporando a éste todos los extras posibles; motivo por el cual, y a pesar de no haber salido al mercado con unas expectativas comerciales demasiado altas, el Corrado despidió su vida comercial con tan sólo unas 97.000 unidades vendidas a lo largo de seis años.
No obstante -y aquí viene lo interesante-, el tiempo va destilando según qué factores poniendo ahora las cotizaciones del Corrado en una horquilla prácticamente idéntica a las del Golf GTI Mk2. Es decir, si usted está buscando una alternativa al Golf GTI Mk2 con todas sus virtudes -exactas en este caso pues se comparte plataforma y mecánica- pero algo más de toque escaso y menos visto -así como llamativo en el apartado estético- el Corrado es la opción perfecta.
QUIERO UN VW CORRADO, PERO CUÁL
Repasando todas las motorizaciones ofertadas en el Corrado a lo largo y ancho de diferentes mercados podemos hacer un interesante listado en el cual figuran atmosféricos de cuatro cilindros con 8 y 16 válvulas, sobrealimentados por el compresor G-Lader creado por Volkswagen e incluso un V6 con 2.9 litros y en torno a 190 CV -el famoso y deseado VR6-.
Bajo este contexto pleno de opciones uno se pregunta cuál es la más interesante a la hora de adquirirlo como clásico. Difícil, difícil cuestión. No obstante, lo cierto es que la versión VR6 -aun siendo la más deseable sobre el papel- plantea un consumo poco conciliador con el día a día. Y eso por no volver a decir nuevamente nuestra más que habitual coletilla “usted no es Jean Ragnotti”; reconozca cómo seguramente este motor V6 sobrepase ampliamente sus dotes al volante y los pedales.
Con esto en mente uno puede pensar en el sobrealimentado como la mejor opción. Y bueno, si usted es seguidor habitual de esta cabecera sabrá sobre el gusto nada velado que a este lado del teclado profesamos por los compresores volumétricos; lo hemos dicho no pocas veces en relación a los Volumex de Lancia y, para más señas, escribimos estas líneas frente a una pared en la cual destaca la imagen de un imponente Bentley 4 ½ Blower.
Sin embargo, por encima de las filias derivadas de la competición en materia de clásicos para el día a día nos gusta ser realistas: por interesante que sea el diseño del G-Lader una avería en el mismo puede ser un auténtico quebradero de cabeza.
16V, LA OPCIÓN SENSATA
Con un historial más que sólido y comprobado el bloque con cuatro cilindros, 1.781 cc, 16 válvulas y 136 CV a 6.300 rpm es la opción más realista si usted se encuentra buscando un Volkswagen Corrado. Sólo deberá atender con más prudencia de lo normal a la inyección Bosch, pero eso no es nada problemático en caso de haber encontrado ya un taller bien formado en este sentido.
A cambio no sólo gozará de una fiabilidad más que reseñable sino también del empuje necesario para disfrutar con cierta deportividad dentro de límites legales y asumibles por unas manos enfocados más en la conducción diaria que en la de circuito. Y es que, tras haber pasado los años y los precios, el Corrado 16V es -curiosamente- la mejor alternativa al Golf GTI Mk2.
