Miguel Sánchez
Aunque hoy no se dispute, en los tiempos clásicos del automovilismo deportivo el Tour de France Automobile fue uno de los eventos más emblemáticos en todo el calendario europeo. Inaugurado en 1899, éste vivió diferentes etapas -con lapsos temporales entre ellas más o menos largos- hasta tener como última edición la de 1986.
Además, en su haber se encuentra el haber sido puntuable para el Campeonato del Mundo de Resistencia así como haber formado parte del Campeonato Europeos de Rallyes. Razones sobradas para haber atraído la atención de algunos de los mejores pilotos en toda la historia de la F1 o el Mundial de Marcas, siendo asimismo uno de los escenarios más importantes para la historia de los Ferrari 250 GT y GTO.
Es más, la propia casa de Maranello lanzó ediciones especiales conmemorando sus victorias como la 250 GT TdF. En fin, tan sólo una razón más a fin de considerar al Tour de France Automobile entre las carreras por carretera abierta más impactantes en todo el siglo XX, estando así a la altura de la Mille Miglia o la Targa-Florio.
No obstante, la celebración de estas pruebas resulta hoy en día del todo imposible dada la gran cantidad de kilómetros a cerrar al tiempo que, con las velocidades actuales, las condiciones de seguridad para pilotos y público serían como mínimo cuestionables. Eso sí, por fortuna -tal y como ocurre con la propia Mille Miglia- la ruta gala cuenta con una convocatoria para clásicos que, principalmente bajo la modalidad de regularidad, constituyen un auténtico museo sobre ruedas al que este año ha acudido el fotógrafo Unai Ona.
TOUR DE FRANCE AUTOMOBILE 2024, HISTÓRICOS A TODA MARCHA
Como hemos dicho muchas veces, siempre se echa en falta ver en más ocasiones a los vehículos históricos en acción más allá de la exhibición estática en museos o colecciones. En este sentido, el Tour de France Automobile -en este caso sus actuales ediciones “tributo”- nos da la oportunidad de contemplar sobre el asfalto a una amplia selección de clásicos entre los que, aun destacando los relativos a la primera fila del automovilismo deportivo, también se encuentran algunos inesperados por carácter utilitario o, incluso, pretérito año de ensamblaje.
Además, en la edición de este año no sólo se ha podido disfrutar de las pruebas de regularidad en carretera sino también de una conducción más extrema gracias a la incursión del Tour en circuitos. Concretamente en cuatro, destacando desde el trazado de Le Mans hasta el de Nogaro para rematar así un evento lleno de guiños al pasado más trepidante del automovilismo clásico.
Todo ello a lo largo de seis días en los que, desde París hasta Biarritz, se ha recorrido Francia de norte a sur entre el 21 y el 27 del pasado mes de abril. Como ganadores en lo relativo a las pruebas de circuito cabe destacar a Emmanuel Brigand y Yann Albert con su Jaguar E-Type 3.8 de 1962 mientras que en la regularidad el ganador ha sido el MG A 1500 de Etienne Bruet y Marc Jay. En fin, una de las grandes muestras en movimiento dentro del calendario europeo.
Imágenes: Unai Ona
