Antes de hablar del Toyota Celica 1.8 VVT-i, recordemos que 7ª generación, la última que se puso en circulación, fue, no solo la mejor generación de todas, también resultó ser uno de los mejores ejemplos de lo mucho que habían cambiado los coupés a finales de los años 90. Una generación de coches que, sin perder la verdadera esencia de la categoría, ofrecía una combinación de confort y economía que nadie habría imaginado ver en un coupé.
Diseñado en California, desarrollado por técnicos japoneses para Europa y presentado como prototipo en el salón de Detroit, la última entrega del Toyota Celica hizo acto de presencia en un momento clave para los coupés de tipo medio. El segmento estaba más competido que nunca: Fiat Coupé -o Coupé FIAT, como se llamó originalmente-, Peugeot 406 Coupé, Alfa Romeo GTV y hasta el Hyundai Coupé, por poner unos ejemplos, daba forma a un segmento interesante, con opciones para todos los bolsillos y con diseños que presumían de una personalidad arrolladora.
Los coupés siempre ha sido coches con un encanto especial. Lejos de las tendencias más modernas, empeñadas en definir como coupé a un coche de más de dos toneladas de peso, casi metro setenta de alto y cinco puertas, el coupé es un coche con una carrocería de marcado talante dinámico, deportivo y agresivo en muchas ocasiones, solo dos puertas –rara vez el maletero tiene portón– y entre dos y cuatro plazas, cuyo planteamiento era más lúdico que práctico, aunque, como hemos dicho, a finales de los 90 fueron capaces de combinar argumentos que antes parecían imposibles, como el confort y la economía, con la deportividad, el diseño y las prestaciones.
El TOYOTA CELICA 1.8 VVT-I ERA UN AUTÉNTICO COUPÉ
Nuestro protagonista era uno de esos coupés bonitos, relativamente prácticos y hasta económicos para su categoría. El precio de venta en el año 2000 del Toyota Celica 1.8 VVT-i era de 3.830.000 pesetas, unos 23.000 euros sin sumar IPC, equivalentes a, más o menos, 39.000 euros,. Pero no sólo era un precio, digamos, aceptable, también era una cuestión de gastos de mantenimiento y uso.
El motor, un cuatro cilindros de 1.794 centímetros cúbicos que rendía 143 CV a 6.400 revoluciones y 170 Nm de par a 2.000 revoluciones, anunciaba un consumo de alrededor de nueve litros cada 100 kilómetros, con una autonomía de poco más de 500 kilómetros gracias a un depósito de 55 litros.
Revistas como Motor 16 ofrecían hasta datos sobre precios de seguro, que rondaba las 100.000 pesetas al año para un todo riesgo para un conductor de 40 años, mínimo dos años de carnet y residencia en Madrid con garaje -el seguro equivale a unos 1.000 euros al año si sumamos IPC-.
Hoy se posiciona como un coupé todavía más interesante, pues se convertiría en un auténtico vehículo lúdico y su coste de posesión sería más contenido. A eso deberíamos sumarle que, además, contaríamos con una de las mejores ediciones del coupé japonés, siempre que hagamos caso a lo que decía la prensa de la época. Prensa que también afirmaba que los 143 CV del motor se quedaban cortos en un chasis que podía con mucho más -y así lo demostró con el Toyota Celica T-Sport de 192 CV-.
IMAGEN DEPORTIVA, CONDUCCIÓN PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Como curiosidad, la séptima generación del Toyota Celica era más corta y más estrecha que la sexta entrega, aunque tenía una batalla más amplia. Sin embargo, el último Celica supera a su antecesor en todas las mediciones gracias a un menor peso -relación peso-potencia de 7,7 kilos por caballo, a una mayor rigidez torsional y a un motor cuyo carácter era ligeramente puntiagudo -ofrecía su mejor rendimiento entre las 4.000 y las 7.000 revoluciones.
El Toyota Celica ofrecía un tacto muy deportivo, pero con una enorme facilidad de conducción y una enorme eficiencia -la dirección, por ejemplo, tenía solo 2,9 vueltas entre topes-, siempre sin comprometer el confort. Era su característica más destacada, junto a un equipamiento bastante completo que tenía cosas como el ABS, el control de tracción, aire acondicionado, varios airbags…
La versión más apreciada, y obviamente, la más cara, es el Celica T-Sport, lo que deja un poco apartado de la mayor parte de las atenciones a la versión “de acceso”, al Toyota Celica 1.8 VVT-i, una oportunidad idónea para poder disfrutar de un coupé japonés que será, sin duda, todo un objeto de culto. Sus precios arrancan en 5.000 euros, una auténtica oportunidad.