Con unos 2800 kilómetros entre tramos de enlace y cronometrados el Rally Acrópolis de 1980 se presentó como uno de los más duros en aquella temporada del Campeonato Mundial. Tanto así que muchos llegaron a calificarlo como el más africano de todos los celebrados en Europa. Clara alusión al Rally Safari, disputado mes y medio antes en Kenia a través de 5.441 kilómetros. Sin duda la más exigente de entre todas las pruebas puntuables aquel año, haciendo así a priori exagerada la comparación.
Sin embargo, lo cierto es que de los 173 vehículos inscritos en el Acrópolis de 1980 tan sólo 37 lograron acabar. Desmostración de la competitivo de aquellos cuatro días, de los cuales salió campeón Ari Vatanen con un Ford Escort RS1800. Uno de los modelos de rallye más efectivos del momento. Junto al cual se encuentran el FIAT 131 Abarth pilotado por Walter Röhrl -5º- o el Datsun 160J de Timo Salonen -2º-. Además, según vamos bajando en la clasificación van apareciendo modelos como un Lancia Stratos e incluso un Peugeot 504 V6 copilotado por el mismísimo Jean Todt. Un listado donde se van sucediendo coches previsibles en esta prueba hasta llegar a un Trabant 601.
Sorprendente. Porque aunque que éste se encuentra en la antepenúltima posición no deja de ser llamativo el simple hecho de verlo ahí. Habiendo resistido con dignidad a una prueba con casi un 80% de tasa de abandono. Sorpresa que aumenta viendo clasificaciones de otros años; quedando siempre en posiciones muy bajas pero acabando la prueba de forma recurrente. La demostración de que la presencia del modelo en competición no fue una simple anécdota. Sino el esforzado fruto del programa de competición de la marca, el cual estuvo en activo durante más de tres décadas.
Una historia tan inesperada como adictiva, haciendo del Trabant 601 un modelo de culto para aquellos coleccionistas con gusto por lo insospechado. Motivo que sedujo a Jon (Metxa) de cara a hacerse con una unidad de este popular alemán. Usándola como base de un proyecto de restauración con la intención de rendir homenaje a las versiones de competición RS.
A LAS CARRERAS. EL DEPARTAMENTO DEPORTIVO DE TRABANT
Rebuscando en los archivos, la primera participación deportiva de un Trabant 601 con eco mediático más allá del bloque socialista se produjo en el Montecarlo de 1970. Año en el que consiguieron hacerse con la victoria en su clase. Logrando una relevancia que pocos coches de Europa del Este llegaron a tener en Occidente. No obstante, las veleidades deportivas de la marca venían desde que hacia 1960 se constituyera su departamento deportivo. En principio unido al de pruebas en la fábrica de Sachsenring, pero cada vez más autónomo según sus once empleados iban afinando modelos P50, P60 y 600/601.
Así las cosas, en 1961 llegó la primera victoria importante fuera del Telón de Acero gracias a un doblete en el Rally Hanseat entre Hamburgo y Nürburgring. A partir de aquí los Trabant 601 no sólo fueron visibles en las carreras soviéticas de la Copa por la Paz y la Amistad, sino también en diversas pruebas del Campeonato de Europa de Rallyes. Un momento de expansión, en el cual aparecieron algunas escuderías privadas inscribiendo unidades del Trabant 601 en todo tipo de rallyes. Sin embargo, lo cierto es que el mayor protagonismo siempre lo tuvieron las del equipo oficial de la marca.
Marca que, viendo la progresión de su pequeño utilitario sobre las pistas de tierra decidió construir las versiones RS. Diseñadas para la competición, su incremento de cilindrada desde los 600cc de la versión 600 hasta los 750-771cc de la versión 800 benefició al Trabant con una potencia de hasta 65CV para unos 600 kilos. En este momento es cuando se encadenan triunfos en su clase dentro del rallye finlandés de los Mil Lagos. Sin duda la prueba internacional a la que el Departamento Deportivo de Trabant debe sus más momentos felices antes de disolverse en 1990 junto a la propia República Democrática Alemana. Un momento histórico al que Trabant sobrevivió menos de dos años, usando motores VW gracias a la reunificación entre Alemania Occidental y Oriental.
JON (METXA). HOMENAJEANDO A LOS TRABANT RS
Al igual que el 2CV para Francia, el Mini para Inglaterra o el 600 para España el Trabant es uno de esos utilitarios que ha transcendido de la industria automovilística a la cultura popular. De esta forma, más de treinta años después de la caída del Muro de Berlín el Trabant 601 es el símbolo de un momento y un lugar. Contando con una creciente legión de aficionados que incluso lo siguen inscribiendo en rallyes. Además, su mecánica tan sencilla como efectiva lo convierte en un modelo perfecto para cualquier aficionado al trabajo de taller en casa.
Justo el caso de Jon (Metxa). Un aficionado al que siempre le había gustado el Trabant, aunque “no tanto como para tener uno”. No obstante, quedó seducido por los irracionales encantos de una versión RS al contemplarla en acción dentro del Rallye Costa Daurada. Momento en el que empezó a estar más que receptivo a la idea de realizar la restauración de alguno de estos pequeños germanos. Un hecho que casi pudo haberse materializado cuando recibió noticia del hallazgo de uno en el País Vasco durante la realización de unas obras.
Desgraciadamente, esa primera posibilidad no tuvo trato posible. Aunque curiosamente este mismo coche llegó a las manos de nuestro aficionado años después, usándolo como donante de piezas para el que finalmente sí ha acabado restaurando. Una unidad procedente de Rumanía, desde donde fue importada con la documentación dada de baja para ser vendido entre coleccionistas. Un proceso de adquisición más difícil de lo que pudiera parecer. Ya que como el propio Jon nos comenta “hay más Trabant de los que parece”, corriendo así el peligro de que te cuelen uno en mal estado por precio no adecuado. Hecho que se recrudece según la cotización del Trabant aumenta.
TRABAJO ARTESANAL Y FUTURO CAMBIO DE MOTOR
Con el coche ya a su nombre, empieza un proceso de puesta al día y burocracia con el objetivo de ponerlo en circulación. Un primer paso que dio hace unos seis años. Pero que nunca le hizo perder el verdadero objetivo para el cual había adquirido el Trabant 601: hacer la réplica visual de una versión RS. Además con el valor de la artesanía, ya que ha sido él mismo quien ha realizado la labor de pintura y vinilado. Trabajos para lograr un aspecto homologable a los RS. Dejando todo lo demás en su estado original a excepción de unos asientos más amables para con la sufrida espalda del pasaje.
Respecto a la mecánica, lo único que se ha cambiado de forma significativa ha sido el ángulo de caída de las ruedas en ambos ejes. Dando un poco de ángulo negativo a las mismas -a la manera de un R8 Gordini o Alpine A108-, para mejorar así la estabilidad olvidando su querencia a volcar. Por lo demás, esta réplica visual es una unidad muy fiel a las especificaciones de fábrica del Trabant 601. Eso sí, contemplando para el futuro un cambio de motor por otro de 750cc montado a piezas ya que, afortunadamente, tanto la oferta de recambios originales de la RDA como de piezas actuales hechas a medida es enorme. Mejora que, junto a una buena carburación, podría solucionar los problemas que hoy en día tiene este ejemplar en las cuestas debido a sus 26CV.
Sea como fuese, estaremos atentos a la evolución de esta unidad. Sin duda uno de los Trabant más interesantes que hemos visto en mucho tiempo. Tanto por la cuidada restauración a cargo de su propietario como por la idea de vinilarlo de esta forma, rindiendo homenaje al Departamento Deportivo de Trabant y sus versiones 601 RS. Magnífico.
Fotografías Trabant réplica RS: Jon (Metxa)