Cualquiera que tenga devoción por los deportivos ingleses conoce bien Triumph. Modelos como el TR4 o el Spitfire no son los más potentes de la clase, pero tampoco necesitan serlo para asegurar diversión en carreteras ratoneras. Ya sabes la fórmula: ligereza, batalla corta, buen centro de gravedad y un motor alegre en vueltas. Pequeños descapotables con los que disfrutar de la conducción más nerviosa manejando pedales, palanca y volante a un ritmo frenético.
Todo esto ha hecho que los clásicos de Triumph cuenten con buena fama entre los aficionados a los deportivos. Pero también pesó a la hora de que la marca no fuera más allá en las carreras. ¿Cómo pudo darse esta paradoja? Pues por una razón muy sencilla: el tamaño. Y es que, el mismo tamaño que hace de los Triumph unos coches extremadamente divertidos en carreteras con curvas… Los convierte en una presa fácil para los grandes y potentes GT en rectas como la Hunaudières.
Aún así, Triumph no arrojó fácilmente la toalla a la hora de lograr resultados en carreras de resistencia como las 24 Horas de Le Mans. De hecho, hoy te presentamos la prueba de ello: este Triumph TRS de 1960 con doble participación en la mítica carrera francesa. Una derivación del afamado TR3, el cual se fabricó en Coventry desde 1955 hasta 1962 para alegría de no pocos pilotos amateur de toda Europa. Eso sí, seguramente con el TRS hubieran quedado aún más contentos.
1959: TRIUMPH REGRESA A LE MANS
Para mediados de los 50 se avecinaba una nueva época en las carreras: la edad de oro de los grandes GT. Un tiempo que llegaría a su clímax algo más tarde, posiblemente con el dominio del Ferrari 250 GTO en las carreras de resistencia. ¿Cómo afectaba esto a Triumph? Bueno, pues muy seriamente, ya que para la marca fue realmente imposible desarrollar motores capaces de mirarse de tú a tú con los de Ferrari, Jaguar o Aston Martin.
Al fin y al cabo, aunque los TR3 resultaron ser deportivos muy eficientes, su terreno natural no eran las grandes rectas presentes en los circuitos de resistencia. Es por ello que Triumph se retiró de las 24 Horas de Le Mans durante unos años, tomando 1959 como la fecha en la que debería volver con un nuevo arsenal. Ese arsenal fueron los tres TR3S con los cuales acudieron a la prueba.
Basados en el TR3 de serie, estas unidades preparadas para Le Mans ampliaron en 15 centímetros su distancia entre ejes, además de contar con mejoras en carrocería y frenos. Sin embargo, lo cierto es que ninguno de los TR3S acabaron la carrera, retirándose por razones relacionadas con la refrigeración del motor y las roturas en el radiador. Un fracaso que, aún así, no fue del todo estéril, ya que sirvió como banco de pruebas para la principal novedad de estos TR3S: su motor Sabrina.
SEGUNDO ASALTO: DEL TRIUMPH TR3S A LOS TRS DE 1960 Y 1961
Lejos de usar el típico cuatro cilindros en línea de los TR3, Triumph creó un nuevo motor para su vuelta a Le Mans. Se trató del Sabrina, un motor de doble cámara capaz de llegar hasta los 150CV. Un aumento sustancial respecto a los en torno a 98 dados por los TR3 de serie. Pensado como un posible motor a fabricar en serie, los ingenieros de Triumph lo concibieron potente pero, sobretodo, fiable. Por ello fue una buena elección para Le Mans.
De hecho, fue tan buena que para la edición de 1960 los TR3S se sustituyeron por cuatro -tres para competir y uno de pruebas- TRS como el que estás viendo, equipando en ellos este mismo motor. Por lo demás los TRS fueron una especie de eslabón perdido entre los TR3 y TR4, ya que avanzaban elementos del modelo más nuevo pero partiendo de un chasis TR3 bastante modificado. Todo ello vestido con el cuerpo del Zoom, un prototipo diseñado para Triumph por Giovanni Michelotti.
Su estreno no fue especialmente brillante, aunque en la edición de 1961 sí lograron acabar los tres. Un éxito redondeado por las buenas posiciones logradas: noveno, undécimo y decimoquinto. Suficiente para que Triumph se alzara con el premio de fabricantes. Sin duda una de las páginas doradas de la marca de Coventry, la cual acabó dispersando las cuatro unidades del TRS a través de su red de concesionarios en Estados Unidos.
Fotografías: Pendine, Historic Cars for Road and Track.
P.D.: Llegados a este punto, seguramente estés pensando en la razón del nombre de Sabrina. Pues bien, aunque a día de hoy pueda sonar políticamente incorrecto, lo cierto es que los ingenieros de Triumph vieron una semejanza entre la doble cámara del motor y los generosos senos de la modelo Ann Syker “Sabrina”, la cual arrasó en las revistas de moda de su época gracias a múltiples y visibles atractivos.