Antes de hablar del Fiat 500 Furgoncino, pongamos un poco de contexto, hablando del 600, “nuestro” 600, se vendió, como cabe esperar, en Italia bajo el sello de Fiat. Tuvo un éxito igual de grande que en España, pues nació para ser un éxito, para movilizar a una población que todavía sufría los ecos de la posguerra. Sin embargo, su peso histórico no fue igual de grande que en España, donde se convirtió en un hito social y en parte de la historia del país. El coche que realmente resultó ser un hito histórico en Italia fue el pequeño Fiat Nuova 500 -ese es el nombre real del modelo-. Hablamos de un modelo todavía más económico, sencillo y pequeño que el 600.
Dante Giacosa, ingeniero italiano que se hizo cargo del desarrollo del 600, ya tenía en mente un coche aún más pequeño y barato, muy pequeño y muy barato, casi tanto como el vehículo estrella en Italia, la Vespa, pero con carrocería y por supuesto, con cuatro ruedas. De hecho, el mismo decía que “cada italiano quería su propio coche, por lo que se habría contentado con un espacio reducido, siempre que tuviera cuatro ruedas”. Lo que no se suele contar, es que Dante Giacosa se basó en un proyecto paralelo de Deutsche Fiat, matriz alemana que había comenzado con un proyecto de coche económico muy similar al Nuova 500 sin consultar a la casa matriz.
Fue ese proyecto de la división alemana de Fiat la que llegó a incluir en el proyecto un motor “dos tiempos”. Era una tecnología muy típica de aquellos lares, aunque fueran los japoneses quienes acabaron por desarrollarla plenamente. En realidad, un piloto de MZ, Ernst Degner, se marchó con los secretos del motor “dos tiempos” que acabaron en Suzuki.
FIAT NUOVA 500, BASE PARA INFINIDAD DE TRANSFORMACIONES
La Fiat Nuova 500, como se le llamaría en Italia -allí, los coches son máquinas y, por tanto, se habla de ellos en femenino-, se presentó finalmente en 1957. Es decir, cuatro años después de que iniciaran los estudios para el desarrollo del modelo. Su lanzamiento fue todo un acontecimiento y no tardo en convertirse en un coche de éxito, a pesar de sus limitadísimas prestaciones. Cuando se inició la producción del 500, su motor de 479 centímetros cúbicos rendía 13 CV, aunque ese mismo año de su lanzamiento, 1957, se aumentó ligeramente la cifra hasta los 15 CV. Luego, en 1958, llegaría hasta los 21,5 CV al ampliar el cubicaje del motor hasta los 499,5 centímetros cúbicos.
Pero no solo fue un éxito de ventas, también resultó ser una base estupenda para todo tipo de creaciones y transformaciones. Italiana es un país con una gran cultura automovilística y cuenta con una enorme tradición de empresas carroceras, a cada cual más ingeniosa, que durante décadas, fueron la envidia en muchas regiones del globo. No debemos olvidar que en Italia han estado, y están, los diseñadores más capaces del mundo, y otros más pequeños de los que no todo el mundo se acuerda o, directamente, ni siquiera conoce. Esa tradición también afectaba a la casa matriz, a Fiat, que siempre solía trabajar en proyectos de lo más particular sobre la base de sus coches.
En esta ocasión, el Fiat Nuova 500 sirvió como base para la creación de diferentes vehículos comerciales -como ocurrió en España con el SEAT 600-, algunas de ellas obra de la propia Fiat. Es más, poco después de su lanzamiento, en 1958, el departamento de diseño, con Gaudenzio Bono al mando, ya trabajaba en un proyecto que tenía como objetivo crear una versión del 500 con la batalla alargada. Los equipos bajo la tutela de Giacosa, se encontraron con el problema del motor, colocado tras el eje trasero y en posición vertical, aunque fueron capaces de solventar el escollo y presentar tres proyectos.
VERSIÓN “VAN” DEL NUOVA 500: EL FIAT 500 FURGONCINO
La lógica dice que el Fiat 500 lanzado al mercado allá por 1957 era demasiado pequeño y tenía el motor en un lugar tan particular, que una versión comercial ofrecería muy poco espacio útil. Por lo tanto, lo más coherente sería ampliar la distancia entre ejes o bien, buscar otra base para desarrollar una pequeña furgoneta. Pero el 500 era la base más económica y la más indicada para repartos y transportes por las atestadas calles del centro de Roma y el equipo técnico tuvo que encontrar la forma de evitar que el motor no robara espacio.
El equipo de desarrollo presentó varios proyectos, todos con grandes puertas laterales y una batalla más larga. Entre todos ellos, destacó uno en especial, con unas puertas que se abría hacia arriba, al más puro estilo “alas de gaviota”. Un diseño que no pudo mantener el motor en su posición inicial, y los ingenieros acabaron por girar el motor 90 grados a la derecha.
No hay mucha más información con respecto al Fiat 500 Furgoncino, sólo un puñado de imágenes obtenidas gracias a Car Design Archives. Sin duda, la complejidad de sus soluciones, incluida la apertura de puertas, acabaron por condenarlo.