Por su calidad de fabricación y alto rendimiento no hay duda sobre la importancia de Hispano-Suiza en los inicios del automovilismo. Una de las principales y mejores marcas previas a la Segunda Guerra Mundial, jugando en el mismo nivel que Bugatti o Isotta-Fraschini. En este sentido, con la reapertura del Salón del Automóvil de París en 1919 la marca española aprovechó la ocasión para presentar su H6. Un modelo sobresaliente. Dotado de sus novedosos frenos servoasistidos en las cuatro ruedas. Con los cuales al fin resultaba posible frenar de forma suave y eficaz aún con el tamaño y la potencia de un automóvil así.
Y es que el H6 montó un motor proveniente de la aviación con 7 litros para seis cilindros. Todo un alarde de fuerza con el cual podía rozar sin problema los 140 kilómetros por hora. Así las cosas, con este modelo Hispano-Suiza entró de lleno en la liga más exclusiva del automovilismo. Siendo una de las marcas más escogidas por las grandes fortunas y magistraturas políticas del momento. De esta forma, la gama se amplió con otros vehículos como el T56/H6C . Otro derivado de la gama H -definida por sus motores de seis cilindros- cuya cilindrada subía hasta los ocho litros.
Todo ello para acabar derivando en los J12 de 1933. Un espectacular vehículo de lujo ya fabricado en la nueva factoría de la marca en Francia, dominado por un V12 con más de 300 kilos de peso. Un motor que evolucionó desde los 9,4 hasta los 11,3 litros para acabar entregando 250CV en las unidades más potenciadas. Realmente espectacular. Pero por eso mismo demasiado lujoso como para ser fabricado en series largas capaces de llegar a un público más amplio. Por ello resulta interesante volver la cabeza hacia el Hispano-Suiza T49 de 1925. Integrante de la gama H, pero dirigido a un público no tan aristocrático como el H6.
HISPANO-SUIZA T49, LA PARADOJA DEL QUERER SER ACCESIBLE
En términos generales, podría pensarse que cuanto más barato sea un modelo más se venderá. Sin embargo eso no es del todo así. Lejos de ello, el éxito de ventas de tal o cual modelo suele venir por la capacidad que éste tenga a la hora de triunfar en su segmento. De hecho, otra cuestión básica para vender bien un coche es saber si existe una cantidad significativa de clientes potenciales en ese segmento. Problema del cual entiende bastante la historia del Hispano-Suiza T49. En ese sentido, resulta llamativo comparar la producción del T49 con la del más lujoso y prohibitivo H6.
Y es que, mientras el H6 pasa de las 2.300 unidades, el Hispano-Suiza T49 se queda en 516 unidades. Todas ellas ensambladas en La Sagrega desde 1925 hasta 1940, logrando una producción más de cuatro veces menor a la del exclusivo H6. Así las cosas, ¿cómo explicar esto? La respuesta se encuentra en la paradoja que no pocos modelos intermedios han tenido en países con fuertes contrastes sociales. Carácter que con sólo analizar algunos indicadores económicos podemos adjudicar a la España de los años veinte. En la cual aún dominaba un paisaje agrario definido por el gran propietario y la masa jornalera.
De esta forma, el número de profesionales urbanos adinerados y con éxito en los negocios era aún escaso. Justo el segmento de público al cual se dirigía el Hispano-Suiza T49. Un peldaño por debajo de los aristócratas y grandes propietarios agrarios teniendo como público objetivo a la burguesía con mayor poder adquisitivo. Por lo tanto, mientras el H6 se vendía fácilmente entre los sectores más pudientes, el T49 no acabo por encontrar un mercado masivo a pesar de ser más accesible. Una paradoja sólo entendible en un país donde a las clases medias aún les faltaban décadas para ser hegemónicas.
ÉXITO FINAL GRACIAS A SUS EXCELENTES CUALIDADES
No obstante, tampoco puede decirse que el Hispano-Suiza T49 fuera un mal modelo para la contabilidad de la empresa. De hecho, su presencia fue cada vez más frecuente gracias a la excelente mezcla de fiabilidad y potencia. Robusto y fácil de reparar -con culatas desmontables fundidas en hierro y no aluminio como en el caso de los H6-, el T49 era capaz de mantener una velocidad media de 90 kilómetros por hora. Por ello resultaba perfecto para emprender largos viajes, teniendo un uso más práctico y de todo trote que sus hermanos mayores. Todo ello gracias a sus 3,7 litros de cilindrada alimentados por un carburador de doble cuerpo para entregar 75CV a 2.500 rpm.
Además, como era típico en los modelos de alta gama antes de la Segunda Guerra Mundial, el bastidor se vendía junto a la mecánica de forma independiente a la carrocería. Motivo por el cual la apariencia de los Hispano-Suiza T49 resulta tan plural como unidades hay del mismo. En este sentido, de cara a ilustrar el artículo hemos escogido una unidad carrozada en Argentina según el historial proporcionado por Hyman Ltd. Un caso curioso, ya que la mayor parte de los Hispano-Suiza fueron vestidos por empresas europeas. No obstante, en el caso de esta unidad de 1928 se nos ha generado una duda provocada por el nombre de la empresa carrocera. Marrugat.
Comprobando la información, no hemos podido verificar la existencia de ningún taller con ese nombre en la ciudad de Buenos Aires. Lugar donde se asegura haber carrozado esta unidad del Hispano-Suiza T49 antes de haber sido vendida al gobierno nacional durante el segundo mandato de Hipólito Yrigoyen. Presidente perteneciente a la Unión Cívica Radical. Quien aún es recordado por haber fundado en 1922 la petrolera estatal YPF. Sin embargo, sí conocemos la existencia de un pequeño taller barcelonés llamado así incluso en tiempos previos a la Guerra.
Dicho este apunte para ser honestos con nuestra verificación de datos, lo cierto es que el resto de la historia de este T49 sí está acreditada. Vendido o enajenado por el gobierno resultante del golpe de estado de 1930, este coche permaneció oculto en un almacén hasta que en 1955 fue adquirido por un ejecutivo norteamericano de la Texaco. De esta manera, el Hispano-Suiza va a parar a los Estados Unidos donde comienza un largo devenir por colecciones de clásicos hasta ser restaurado tras una de sus últimas compras en 1998. Afortunadamente, ahora luce en un perfecto estado. Tanto así que ha ganado premios en concursos celebrados los pasados 2017 y 2018. Un buen final para una unidad con pasado argentino y cierto misterio en su fabricación.
Fotografías: Hyman LTD