Responder a la pregunta de con qué automóvil iniciarse al mundo de los clásicos no es algo nada sencillo. En primer lugar está el precio; no sólo del modelo en sí sino también del mantenimiento y el consumo.
En segundo podemos listar multitud de variables entre las cuales encontramos el uso en familia o soledad, la intención de realizar o no viajes largos y, claro está, las mañas y pericias al volante pues -no nos engañemos- manejar con una mínima seguridad algunas de las monturas más señeras no está a la altura de cualquiera.
Así las cosas, uno ha de pensar en ofrecer como primera posibilidad al comprador potencial una opción sencilla de conducir, fácil de conservar y económica en su uso y disfrute. Condiciones de lo más racional aunque, a decir verdad, también responsables de restringir el campo de elección a un ámbito más bien estrecho.
Para empezar, si queremos algo sencillo en su mantenimiento y reparación lo normal es irnos al ámbito de los clásicos menos clásicos; es decir, al de los hoy en día tan manidos “youngtimers” o preclásicos con menos de tres décadas a sus espaldas. Asimismo tampoco conviene irse a opciones demasiado prestacionales; suben el precio y -recuerden, usted no es Jean Ragnotti- representan la sinrazón de llevar entre manos una máquina mucho más deportiva que nuestras habilidades al volante.
ENTONCES, QUÉ HACER
Llegados a este punto usted podrá entender perfectamente el porqué de la abundante afición actual a los GTI y 16 válvulas de los años ochenta y noventa; son conocidos, correspondientes a no pocos recuerdos infantiles de la actual mediana edad, efectivos en su manejo y con muy buena relación precio/disfrute dentro del actual mercado de clásicos y usados.
Pero, qué pasa si usted no desea ser como los demás, si usted no desea llevar el recurrente Ibiza de segunda generación preparado en el taller de su pueblo o algo por el estilo. Pues bien, aquí la cosa se complica -en caso de no querer saltar hacia atrás hasta la década de los setenta- ya que deberá encontrar una opción de los años noventa perteneciente a algún fabricante masivo.
Y sí, puede ser complejo encontrar alguna poco vista; una de aquellas que si bien en su época era poco práctica ahora pueda ser altamente interesante y exótica como vehículo de ocio y colección. En fin, una situación harto compleja en la cual usted haría bien mirando a las gamas diseñadas en Japón con los mercados occidentales en la mirilla.
HONDA CR-X DEL SOL, HECHO PARA EL DISFRUTE
Más allá de los recurrentes GTI producidos por marcas europeas Honda supo estar más o menos a la altura gracias a la segunda generación del CR-X. Dotada de un diseño especialmente llamativo en relación a su trasera, esta contó desde el primer momento con mecánicas de hasta 1.6 litros capaces de entregar 150 CV al tren delantero con un interesante sistema de distribución variable responsable de dar más brío a altas revoluciones mientras que reducía sensiblemente el consumo a bajas.
No obstante, a día de hoy hablar de este Honda es tanto como hablar de una especie de compacto deportivo a la sombra de otros más enérgicos como su correligionario nacional Nissan GTI. Punto en el cual no acaba la historia pues Honda tuvo a bien lanzar en 1992 su evolución CR-X Del Sol.
Basado en la plataforma del Civic -un utilitario perfectamente solvente y por tanto de muy fácil mantenimiento y obtención de repuestos aún hoy en día-, este se alejaba totalmente del concepto generalista visto en los anteriores CR-X yendo en busca de un nicho de mercado bastante concreto en base a sus dos plazas y configuración targa.
En suma, aquí hablamos de un automóvil con escasa -muy escasa- practicidad pero, al mismo tiempo, una personalidad incuestionable y por tanto realmente atractivo en términos de ocio, disfrute y coleccionismo.
TARGA Y TRACCIÓN DELANTERA
Sobre las carrocerías targa usted habrá leído ya varias entradas en esta revista en caso de seguirla con cierta atención. De no estar en dicha situación, le encomiamos a consultar nuestros textos sobre las razones del origen de los modelos targa en Porsche -más unidas a la necesaria expansión en el mercado estadounidense que a otra cosa- así como en torno a otros modelos con dicho diseño entre los cuales destaca el delicioso Fiat 128 a cargo de Moretti.
Dicho esto, lo cierto es que no resulta nada sencillo encontrar una opción de techo así planteada en clásicos con menos de 10.000 euros en su factura final. Es más, pensando a brocha gorda sólo nos viene a la cabeza el Fiat X1/9 firmado por Bertone y -obviamente- aquí estaríamos hablando de un clásico mucho más complejo en su elección, mantenimiento y disfrute que el moderno y descomplicado Honda CR-X Del Sol.
Asimismo, hablando de carácter convencional y sencillo nuestro protagonista es -contra todo pronóstico a primera vista- un modelo con motor delantero y no central-trasero. De esta manera no notará nada especialmente asombroso al sentarse a sus mandos, siendo un vehículo asequible de conducir incluso para quien busque el mayor de los esparcimientos al volante.
MOTORES, UNA CUESTIÓN A TENER EN CUENTA AL HABLAR DEL HONDA CR-X DEL SOL
No hay duda: lo que otorga una mayor personalidad al Honda CR-X Del Sol es su particular carrocería unida a un sistema de techo retráctil aun más insólito aunque por no ello no carente de eficacia.
No obstante, al hablar de un biplaza más o menos ligero para su época no podemos centrarnos únicamente en la estética y las sensaciones a cielo abierto; también merece la pena contemplar el apartado dinámico, el cual viene animado por una oferta de motores en la cual merece la pena tener en cuenta tan sólo a dos de los cuatro disponibles si contamos todas las opciones y mercados.
Y es que, como viene siendo habitual en el caso de ciertos modelos japoneses, su gama de motores varía según hablemos de su mercado local, el estadounidense o el europeo. En este sentido, los Honda CR-X Del Sol más frecuentes por nuestras latitudes oscilan entre la opción de 125 CV y la de 160 CV. Ambas con bloques de 1.6 litros dotados con distribución variable; una de las grandes bazas para apostar a favor de adquirir un Honda.
UNA BUENA OPCIÓN PARA ENTRAR AL MUNDO DE LOS CLÁSICOS
Por lo demás, un sucinto vistazo a la oferta en el mercado nos sitúa la barrera en unos 9.500 euros con posibilidades de revalorización ya que es un modelo bastante curioso capaz de entrar -por fin- a la condición objetiva de histórico con muy buen envejecimiento. Ahora, no se venga arriba en este sentido pues no deja de ser un coche escaso porque escasa es su demanda.
En resumen, si lo que usted busca es un modelo pleno de personalidad y sin demasiados retos en su adquisición, uso y mantenimiento… No lo dude, tiene delante a un candidato potencial. Eso sí, ha de tener en cuenta cómo apenas va a tener espacio de carga. Pero, al fin y al cabo, hablamos de un biplaza a cielo abierto enfocado al disfrute. ¿Realmente podría ser un obstáculo tan insalvable?