Es posible que el nombre de Vauxhall XVR no te diga nada de nada, al fin y al cabo es una marca no se vende en Europa y por lo general, suelen ser modelos de Opel ligeramente modificados y con otro logo. Pero el Vauxhall XVR es un auténtico espectáculo rodante, un prototipo creado en la década de los 60 cuyo nombre proviene de eXperimental Vauxhall Research, algo así como investigación experimental de Vauxhall. Nunca llegó a producción, aunque sí llegó a tener una unidad rodante. ¿Qué ocurrió? Pues lo que ocurre con infinidad de proyectos.
Corría la década de los 60 y Vauxhall, al igual que Opel, no contaba con la gama de productos más emocionante. Eran versátiles, sí, como también cómodos y fiables, pero no emocionantes. Así que se propusieron crear algo, un coche especial, para darlo a conocer en el Salón de Ginebra de 1966. Buscaban demostrar que podían hacer coches emocionantes si se lo proponían. Y sí, el Vauxhall XVR es emocionante, al menos visualmente, y lo fue mucho más en aquel momento, aunque el prototipo estuvo totalmente inframotorizado.
VAUXHALL XVR, INSPIRADO EN LOS CONCEPT CAR DE GENERAL MOTORS
Para nosotros, Vauxhall es casi una desconocida, salvo por el detalle de que fabrica modelos de Opel, en ocasiones, con otra denominación. Pero en realidad, Vauxhall se fundó nada menos que en 1857, aunque su primera actividad fueron los motores y las bombas para la navegación marítima. El primer coche llegó en 1905 y hasta 1925, destacó por ofrecer algunas creaciones bastante deportivas, una tendencia que General Motors -se hizo con el control de Vauxhall en 1925- eliminó progresivamente hasta que, desde más o menos 1970, todos los Vauxhall empezaron a ser, básicamente, modelos de Opel remarcados. Antes de eso, Opel y Vauxhall compartieron mercado en Reino Unido, algo que desde la década de los 70 no ocurre.
La pertenecía al conglomerado yankee de General Motors, les permitió seguir adelante y contar con un buen fondo económico, pero a cambio de crear coches aburridos. Así al menos se dice en Reino Unido, donde tienen gran aprecio por Vauxhall. El caso es que inspirados por los concept car que presentaba General Motors, especialmente por el Mako Shar II del 65, en Vauxhall comenzaron a trabajar en un proyecto con Wayne Cherry a la cabeza. El trabajo se llevó a cabo en el Design & Engineering Center, que por aquel entonces podía ser considerado como uno de los departamentos de diseño líderes en la industria. Un centro que, además, tiempo después se convertiría en el Vauxhall Griffin House.
El resultado de aquel proyecto fue, obviamente, el Vauxhall XVR, que deja ver claramente la influencia en sus líneas del Mako Shark II, sobre todo en lo concerniente al frontal y un poco a sus formas traseras. De todas formas, el XVR británico desprendía personalidad y una imagen superimpactante en los años 60, con un morro muy largo y unos asientos, a ras de suelo, directamente a pocos centímetros de las grandes ruedas traseras.
INFRAMOTORIZADO, PERO CAPAZ DE ALCANZAR LOS 160 KM/H
“Con un tratamiento estético sin ningún tipo de compromiso, el XVR muestra la tendencia futura en diseños automotriz mundial”, declaró el Director de Diseño de Vauxhall, David Jones, cuando develó este concept car en el Salón de Ginebra de 1966.
Se fabricaron un total de tres unidades, dos prototipos de pruebas y exposición y otra totalmente funcional. Esta, estaba equipada con un motor de 1,6 litros con 74 CV, que le permitían alcanzar los 160 km/h. Claramente, un motor inmerecido para un diseño como el presentado por el XVR, pero los británicos nunca han destacado por montar motores muy potentes en sus coches y sí por crear coches para disfrutar en carreteras de muchas curvas. Por eso, el XVR de Vauxhall tenía suspensiones independientes.
Con la idea de conseguir el mejor comportamiento, el motor se colocó muy atrás -entre el habitáculo y el eje delantero, un auténtico motor central- y muy abajo. También montaba frenos de disco en todas las ruedas.
Sin embargo, el Vauxhall XVR fue, en realidad, un proyecto para mostrar la innovación en el diseño y la autonomía de la marca. Además, las ventas del Opel GT también provocaron que la compañía británica se acobardara, así que decidieron que no pasaría a producción y destruyeron dos unidades, incluida la única que podía rodar. Solo guardó una, que actualmente se encuentra en el Vauxhall Heritage Center.
Fotografías de Unai Ona y Vauxhall.