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Vector Avtech WX-3 Roadster, la imposibilidad de competir contra fabricantes establecidos

El Vector Avtech WX-3 Roadster demuestra la imposibilidad de competir contra fabricantes como Ferrari, Porsche o Lamborghini.

Desde comienzos de la década de los sesenta en adelante los superdeportivos vivieron una eclosión sin igual rematada con todo tipo de creaciones excéntricas a caballo entre los años ochenta y noventa.

Marcados por la posición central-trasera del motor, diseños cada vez más futuristas, alerones grandilocuentes y frontales realmente penetrantes éstos protagonizaron los deseos automovilísticos más ardientes para varias generaciones dadas a decorar sus cuartos con pósters publicitarios.

Un fenómeno donde reinaba sin discusión el tridente formado por Ferrari, Porsche y Lamborghini aunque, a decir verdad, aupadas en el optimismo inherente a los años ochenta hicieron su puesta en escena una buena cantidad de pequeñas marcas -a veces cuasi artesanales- decididas a jugar aún con muchos menos medios en la misma liga que los de Maranello, Stuttgart y Sant’Agata Bolognese.

Un escenario donde, ya desde mediados de los años setenta, el diseñador Jerry Wiegert iba haciéndose un hueco desde California usando mecánicas ajenas implantadas en chasis propios aplicando múltiples tecnologías de corte aeronáutico. Un sueño empresarial futurista que, aun acabando malogrado como otros tantos debido a la falta de financiación, produjo unidades tan interesantes como este prototipo roadster del Vector Avtech.

DEL CIELO AL ASFALTO

No hace falta indagar demasiado en la historia automovilística para darse cuenta sobre cómo ésta ha recibido multitud de influencias procedentes de la aeronáutica. Para empezar está todo lo relacionado con la aerodinámica, cuyos primeros pasos en el ámbito de las cuatro ruedas tomaron no pocas formas, ideas y trabajos ya aplicado con anterioridad en la aviación.

Asimismo, desde el turbocompresor hasta la inyección directa el motor de cualquier utilitario actual cuenta con no pocos elementos tomados del aire para mejorar así el rendimiento y eficiencia de las mecánicas automovilísticas.

En fin, una senda de influencia -sin olvidar las marítimas, dentro de las cuales está el chasis monocasco o el uso de la fibra de vidrio- a la cual seguir la pista durante décadas. De hecho, en el caso de los superdeportivos la necesidad de ligereza y rigidez combinadas con las máximas prestaciones posibles hacía del todo legítimo el plan de Jerry Wiegert: “construir un avión de combate sobre cuatro ruedas”.

CALIFORNIA DREAMIN’

Una de las cuestiones más definitorias para el ámbito empresarial en California es la aparición recurrente de pequeños empresarios dotados con una visión innovadora sin importar lo precario de sus medios. Dicho esto obviamente son muchos quienes se quedan por el camino del éxito mientras que, en una minoría escueta aunque muy llamativa, algunos sí logran triunfar en los negocios con productos tan originales como disruptivos.

Vector Actech WX 3R Turbo

Bajo este contexto, semejante ambiente de innovación también afecta al automovilismo provocando así la aparición de genios individualistas como Carroll Shelby -competición-, Bill Tritt -uso de la fibra de vidrio- o Jerry Wiegert -fundador de Vector Aeromotive-.

Emperrado en la creación de un superdeportivo capaz de superar a lo realizado en serie por los fabricantes europeos, usó motores V8 proporcionados por General Motors empleando ya el doble turbocompresor antes de acabar los años setenta aun en modelos que, realmente, no eran funcionales.

No obstante, su tenacidad lo llevó a producir ya en los ochenta el W8: un modelo con más de 600 CV dotado con una estética a día de hoy retrofuturista capaz de encandilar a ciertas celebridades que actuaron como reclamo publicitario.

VECTOR VX-3, LA CONSOLIDACIÓN

De cara a 1992 Vector presentó su VX-3 realizado de forma artesanal al tiempo que aplicaba soluciones propias de la aeronáutica tanto en la elección de los materiales como en el desarrollo de las formas. Asimismo, en relación al apartado mecánico éste se encomendó a un bloque V8 Biturbo con seis litros capaz de alcanzar velocidades situadas por encima de los 320 km/hora.

Como remate tan sólo un año después llegó el prototipo con el cual ilustramos este artículo: una única unidad con la cual se presentaba lo que iba a haber sido la variante a cielo descubierto. No obstante, desde la excentricidad adjunta a este tipo de proyectos hasta los problemas financieros cada vez más acuciantes todo sumó para que, poco tiempo después, Vector desapareciera del mapa automovilístico.

Y es que, a fin de cuentas, el puro ímpetu emprendedor no basta para verse las caras de tú a tú con Ferrari, Porsche o Lamborghini.

Imágenes: RM Sotheby’s

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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