Un año más hemos tenido la oportunidad de viajar al Valladolid Motor Vintage que, en esta ocasión, celebraba ya su décima edición. Lo hicimos de la mano de SEAT Históricos, que desplazó al evento cinco unidades de modelos que este año están de aniversario. Por orden cronológico, los coches eran un 1400 B Especial, un 1500, un 850 Coupé, un 132 1800 y 124 D Especial 2000, todo un despliegue.
Llegamos un día antes, concretamente el sábado 30 de septiembre, ya que por la tarde teníamos programa una ruta por localidades como Fuensaldaña, Cigales, Villanubla o Simancas. Una buena kilometrada que comencé a los mandos del más veterano, el SEAT 1400 B Especial, una delicia de coche que te traslada a los años 50. Además, como todos los modelos de la Nave A-122, luce inmaculado y funciona mejor aún.
La ruta fue una auténtica gozada, y el 1400 respondió con soltura incluso cuando la carretera apuntaba hacia arriba. El cambio en el volante exige decisión, pero, por lo demás, no hay mayor problema, es un coche que te permite disfrutar a fondo, especialmente en carreteras con escaso tráfico. Con todo, en Villanubla cambié las llaves por las del SEAT 124 D Especial 2000, un modelo que ya había probado, pero que me sorprende cada vez que lo conduzco. La manera en la que ese motor empuja desde abajo, la velocidad del cambio, una dirección rápida y precisa… Lo difícil con el FL-90 es ir despacio. En definitiva, completé la ruta con una sonrisa de oreja a oreja.
CAMINO DEL VALLADOLID MOTOR VINTAGE
El domingo amaneció soleado, clima ideal para animar a participantes y público. Para ir hasta el Paseo Central del Campo Grande de Valladolid escogí el SEAT 1500, uno de mis modelos favoritos dentro del rico catálogo de la marca. Allí nos reunimos junto con el resto de los vehículos participantes, hasta un total de 489 nada menos, de los cuales, más de 400 eran coches, aunque también había algunas motocicletas, camiones, furgonetas e incluso un tracto Fordson.
La organización resultó perfecta, sin grandes atascos a la entrada y dirigiendo cada vehículo al lugar que tenía que ocupar. Estos estaban agrupados por modelos, clubes o temáticas, de forma que la exposición tenía un sentido. La mayoría de los coches, como no podía ser de otra forma, eran populares, con una amplia presencia de todo tipo de SEAT, Renault -lógico en Valladolid-, Simca, Talbot, Opel o Citroën. Lo mejor de todo era el estado de originalidad de la mayoría de ellos, nota dominante en la mayoría de los eventos de clásicos en los últimos tiempos. Poco a poco, el tuning sobre clásicos va siendo una cosa del pasado.
Por supuesto, no faltaron marcas como BMW, incluidos un M3 Sport Evolution “pata negra” o un Z1, diversos Rolls-Royce, un Porsche 930 Turbo o varios Mercedes. Capítulo aparte merecen los todoterreno, con presencia de unos cuantos Land Rover Santana, Jeep e incluso Nissan Patrol. Cómo olvidarse de los tres Ferrari que llevó Motor XXI, un 308 GTB, un 328 GTS y un 348 TB. Imposible hacer una lista detallada de los más de 400 coches participantes, pero hubo de todo y para todos.
MUCHO PÚBLICO
Los aficionados vallisoletanos no fallaron al Valladolid Motor Vintage y, según cifras oficiosas, se calcula que hubo por encima de 8.000 visitantes, que disfrutaron de los clásicos entre las 11 y las 14:30 horas. Además, muchos lo hicieron en familia, con hijos y abuelos, porque los coches clásicos no dejan de ser un nexo sentimental en la mayoría de las familias, que recuerdan los viajes que hicieron juntos en el pasado.
Sólo nos queda felicitar a la organización, con Santiago de Garnica a la cabeza, por su extraordinaria labor, que un año más ha conseguido convertir a Valladolid en la capital del coche clásico por un día. En 2024, más y mejor.