[su_dropcap style=»light»]H[/su_dropcap]ace ya bastantes años que, al menos en nuestro país, dejó de fabricarse el exitoso y laureado Renault 4; aquel práctico coche francés ideado en un principio para hacerle las cosas más difíciles a su paisano, el famosísimo 2CV de Citroën. Nació en el año 61, unos tiempos en los que la vida comercial de los productos era un «poquito bastante» más larga que la que tienen ahora. Tanto que sus ventas se prolongaron hasta algo más del año 1992. Casi nada.
En aquellos prósperos años los segmentos en el mundo del automóvil también existían, sí, pero lo cierto es que eran mucho más difusos. Seguro que muchos sabéis de lo que hablo. Y es que en mi casa también hubo uno, claro, que nos sirve de ejemplo: nuestro famoso «cuatro latas» hacía las veces de urbano, de turismo familiar, de coche comercial de carga para las mudanzas… Me sirvió a mí como coche autoescuela, y sí, hasta de vehículo SUV. Tal cual.
Todo esto viene porque hace unos días nuestros compañeros de Motorpasión nos recordaron un viejo vídeo de prensa del Renault 4L en el que se nos presentaban las nada desdeñables capacidades off-road de este famoso galo tan habitual de nuestras carreteras. A algunos le parecerá de risa, pero esto es cierto: Ya quisieran muchos SUV actuales moverse por las pistas con la alegría con la que lo hacían estos Renault 4 o Renoletas en el vídeo. Y es cierto, estos viejos coches tienen algo que no tienen los de ahora. O mejor dicho, los coches actuales tienen algo que no tenían los de antes… Peso.
Sin secretos de la técnica
Todo tiene una explicación razonable. Actualmente las normativas de seguridad obligan a los fabricantes a hacer coches muy rígidos. Por consiguiente, y hasta que no se encuentre un material por lo menos como la fibra de carbono pero mucho más barato y fácil de manipular, los coches de hoy en día seguirán pesando un quintal comparados con los míticos vehículos de antaño. Una lacra actual que se paga en la diversión de conducción, en el agarre, las prestaciones y la comodidad de suspensiones (que hace que se tengan que tarar para ser buenas en unas cosas o en otras; pero las dos cosas a la vez, imposible).
Pondré un ejemplo muy gráfico y totalmente real que me pasó hace unos años: Me encontraba en un evento de un vehículo SUV moderno, de cuya marca no quiero acordarme, subiendo en caravana por un tramo de tierra muy curvado y accidentado, mientras se iban comentando las grandes capacidades todoterreno del nuevo producto. De pronto una cosa blanca nos adelantó a todos por la izquierda como una exhalación para desparecer en la distancia por el abrupto terreno, provocándonos a todos un considerable y lógico ataque de risa. Aquel vehículo era una honorable Citroën C15…
Lo dicho: espero que disfrutes del citado vídeo del Renault 4 que dejo aquí abajo y que sonrías igual que yo recordando cómo se las gastaban estos utilitarios de antaño. Eso sí, el tema de la seguridad, los crujidos, las prestaciones y la conducción sin apenas dirección que tenían estos coches cuando circulabas con ellos cargados lo dejamos para otra ocasión, para no estropear el romanticisimo, ¿verdad? ¡Que vivan los clásicos!
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