Como sabéis a principios de mes estuvimos en Retromòbile, el salón del vehículo antiguo de París. Desde el principio fuimos con la intención de traernos la feria a casa, de grabarla en vídeo de la manera más completa posible para así poder enseñárosla. Luego, por otro lado, estaba la magnífica exposición monográfica Pegaso de la que ya escribió en detalle la semana pasada Mario Laguna.
Fue una experiencia fascinante, aunque lo cierto es que volvimos con sentimientos encontrados; visitamos el paraíso -un evento europeo de estas características reune a lo mejor de lo mejor de la historia de la automoción- pero nos dimos cuenta de que todo era demasiado caro.
Cada vez más Retromòbile se está convirtiendo en un gran mercado donde no aficionados, sino más bien inversores, realizan sus operaciones. Hoy en día, determinados vehículos antiguos se han convertido en bienes de inversión a corto y medio plazo -modalidad también conocida como especulación- que guardar celosamente en sus garajes hasta nueva venta.
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Ferrari, Porsche, Lamborghini, Maserati, Aston-Martin, Alfa-Romeo, Lancia, Jaguar… son solo algunas de las marcas cuyos modelos más atractivos han subido radicalmente de precio afectados por la llamada «burbuja de los clásicos».
Fundamentalmente, estos eran los coches que podíamos ver en Retromòbile junto a otros ya excelsos como Bugatti, Delage, Delahaye o Rolls-Royce. Un verdadero museo en el que los entusiastas dueños de un clásico popular tenían mucho que ver pero poco que comprar.
Cada feria tiene su público y, qué le vamos a hacer, es la ley de la oferta y la demanda. Pero uno no puede dejar de pensar que los grandes automóviles de la historia han quedado definitivamente fuera del alcance de su bolsillo y que, mientras, muchos de sus afortunados poseedores no los disfrutan en absoluto.
Una pena que contrasta con la tremenda alegría para la vista que suponen las imágenes de la videocrónica de Alejandro Rubio. ¡No olvidéis activar los modos de alta definición y pantalla completa!
*Foto de cabecera: Unai Ona
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