Gracias a Google podemos visitar los museos reseñados sin movernos de casa. Su tecnología Street View hace posible el que, si no tenemos la suerte de viajar a Motegi, Hiroshima o Sant’ Agata Bolognese, podamos bucear un poco en estos santuarios. La verdad es que, como en su Art proyect, dedicado al mundo del arte, así da gusto.
Empecemos por el último de la lista, el de la marca del astado. Abierto en 2001, tiene dos plantas y aglutina tanto los grandes modelos de producción como los prototipos. Abajo están los coches más antiguos, concretamente un 350 y un 400 GT, dos Miura, S y SV; Islero, Espada, Jarama, LM 002 y ¡el prototipo del Countach! Y arriba tenemos los más modernos, entre los que se encuentran el Miura Concept, los sucesores propuestos por Gandini y Zagato para el Diablo, un Reventón, dos F1 con motor de la casa -Lola-Larousse y Minardi M. 191/L-, un Aventador y los últimos Countach y Diablo, 25 Anniversary y 6.0 SE, respectivamente.
La navegación por el museo puede ser un poco caótica al principio. Pensad que basicamente se pueden hacer dos cosas: desplazarse y ampliar aquello que queramos ver más de cerca. Podemos movernos tanto clickeando cualquier punto del escenario como pinchando en las flechas, y podemos girar de la misma manera o utilizando la brújula de arriba. Si os salís de Street View o os atascáis al ampliar, recordad que podéis volver a entrar ampliando y que es posible reducir con los signos +/- del margen superior izquierdo o con la ruedecilla del ratón. Por último, tened presente que para subir al piso de arriba hay que pinchar en el primer peldaño de la escalera y que podemos montarnos, apuntando dentro, en algunos de los deportivos: para mi, por ejemplo, ha sido un gustazo subirme al proto verde del Countach.
¿No está nada mal verdad? Es una pena que todavía no podamos acceder a la cadena de montaje…
Museo Honda
Vamos con el Museo Honda; si sois moteros, probablemente os va a encantar. Lo componen tres pisos, estando en el primero el área de tecnología y medio ambiente, centrado en la robótica y en los vehículos ecológicos. En el segundo empieza la marcha: por un lado podemos acceder a la línea automovilística «de calle» de la marca, desde los diminutos camiones y utilitarios hasta los modelos actuales, pasando por los roadsters de los años sesenta a imitación de los ingleses de la misma época y por los coupés deportivos asequibles de los setenta tipo Prelude. Por otro lado, tenemos la línea cronológica motera, con un montón de unidades en exposición que incluyen ases de la talla de la 750 CB Four o la Africa Twin, por poner tan solo dos ejemplos.
La tercera planta queda reservada para la competición, dividida de nuevo entre las cuatro y las dos ruedas y con profusión de vehículos antiguos. Lotus John Player Special, McLaren Honda, las campeonas de cross rojas por antonomasia o diversas Montesa-Honda ocupan este espacio para la contemplación.
Respecto a la navegación de la colección de Motegi, he de decir que me parece algo más confusa que la de Sant’ Agata Bolognese. No sé por qué me ha resultado más farragosa, imprecisa, teniendo casi siempre que hacer click en las flechas de desplazamiento para moverme. Además, al no poder leer los múltiples carteles de explicación por más que se amplíen creo que se pierde gran cantidad de información que, si en Lamborghini no tenía mucha importancia, aquí se hace francamente necesaria. En fin, ¡puestos a pedir que no falte! Eso sí, el mecanismo para cambiar de piso es mucho mejor: basta con seleccionar el que queremos en el margen superior izquierdo de la pantalla (1,2,3) para subir o bajar en la misma posición.
Mazda Museum
Y por último llegamos al Mazda Museum. Es más pequeño, tiene solo una planta -sí, es cierto, hay dos, pero en la de abajo no hay nada que merezca la pena- y en ésta se exhibe un bonito timeline en la pared de la entrada y, sobre todo, cosas realmente extrañas como un inmenso motocarro azul -el T2000- o motores rotativos. Lo cierto es que estos últimos son patrimonio automovilístico de la marca de Hiroshima, que los ha hecho funcionar como se debe, aunque con enormes consumos de aceite, en modelos deportivos como el RX-7 expuesto. Son el orgullo de la compañía y se les dedica una sala especial, justo antes del espacio del que posiblemente sea el rey de la colección: el 787B ganador de Le Mans.
También hay otros coches de renombre, como el pionero Cosmo y el MX-5 que, en mi opinión, pronto será un clásico. Más adelante hay otras salas dedicadas a los métodos de fabricación modernos de la marca y a la investigación en energías renovables, algo que se sale del ámbito de este artículo corto.
Me ha sido MUY difícil encontrar la colección de Mazda, ¡no había forma de entrar en la parte del piso de arriba en la que se encuentra! En fin, que os dejo directamente en la puerta, para que no tengáis que atravesar paredes como he hecho yo. ¡Hasta otra!
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