Las carrocerías shooting brake tienen un indiscutible atractivo, como bien observamos en este Volkswagen Corrado Magnum. Recordemos que se trata de modelos con aire de familiar desarrollados sobre la base de un dos puertas. En el caso que nos ocupa, no fue un simple ejercicio de diseño, pues fue la propia VW la que pidió a la Marold Automobil GmbH (MAG) que desarrollara dicha versión de su recién lanzado deportivo Corrado. Es decir, no fue el trabajo de un carrocero independiente a su libre albedrío.
El Volkswagen Corrado llegó el mercado en 1989, tomando como base la plataforma del Golf MK2 y para posicionarse por encima de Scirocco de segunda generación, con el que compartiría mercado varios años. Contó con mecánicas 1.8, 2.0 y dos versiones VR6 de 2,8 y 2,9 litros. Se trataba de un coqueto coupé, con un aspecto más sofisticado que el del citado Scirocco y que hizo fortuna en Estados Unidos. Allí se vendieron casi 20.000 de las 97.521 unidades producidas hasta 1995, aunque su principal mercado fue Alemania.
Casi al mismo tiempo que el coche aterrizaba en el mercado, en Wolfsburgo se les ocurrió valorar una versión aún más especial de su nuevo modelo. De esta forma, encargaron a Marold Automobil el desarrollo de una versión shooting brake del Corrado, variante que añadiría un plus de practicidad al modelo. La compañía había sido fundada en 1979 en Georgsmarienhütte (Alemania) por Joseph Marold y se había especializado en la creación de máquinas para hacer coches en pequeñas series. De hecho, colaboraba con Karmann, cuya sede estaba muy cerca, en Osnabrück.
EL VOLKSWAGEN CORRADO MAGNUM
Nuestro protagonista fue presentado en el Salón de Fráncfort de 1989 con el apellido Magnum. Jugaba con el nombre del constructor, MAG, y la palabra “magnum” que significa obra maestra en algunos contextos. La base era la versión más poderosa del Corrado en aquel momento, la G60, que extraía 160 CV del motor de 1.781 cm3. Sin duda, se pretendía que el coche fuese especial en todos los aspectos.
Respecto al modelo de serie, la parte delantera se mantiene sin modificaciones hasta la puerta, que se conserva también. A partir de aquí, el techo, en vez de caer, continúa recto hasta formar una trasera tipo familiar con una única ventana lateral muy alargada. La zaga cae casi en vertical conformando un maletero de 490 litros de capacidad. Curiosamente, en el lujoso interior se eliminó la baqueta trasera para convertirlo en un cuatro plazas. En la parrilla, el logo de Volkswagen dejó paso a la M de MAG. Visualmente, el Corrado shooting brake está realmente conseguido, de eso no hay duda.
Por supuesto, las prestaciones estaban a la altura, pues prometía 225 km/h de velocidad punta y un 0 a 100 km/h en 8,3 segundos. Es decir, repetía los números el G60 coupé, aunque su peso estaba un poco por encima: 1.170 kilos frente a los 1.155 del modelo de serie. La idea inicial de la marca alemana era fabricar los Volkswagen Corrado Magnum como una serie limitada a 200 unidades, aunque finalmente el proyecto se canceló y únicamente se ensamblaron dos ejemplares en febrero y marzo de 1989.
UN FINAL ROCAMBOLESCO
La historia de estos dos Volkswagen Corrado Magnum, o Sport Kombi, como también fueron denominados, acabó siendo de lo más peculiar. Cuando finalmente el proyecto fue cancelado en 1991, Marold se encontró con dos rarísimos prototipos en sus manos a los que decidió dar salida. El problema es no juzgaron en su justa medida el valor de estos, ya que los pusieron a la venta por 3,2 millones de marcos alemanes -2,2 millones de dólares-. El precio incluía toda la documentación del desarrollo e incluso los derechos sobre la denominación “Magnum”, pero era un absoluto disparate.
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Los dos coches acabaron años después en un desguace, ya que nadie se interesó por ellos. En 2007, cuando su destino parecía sellado e iban a ser achatarrados, fueron adquiridos por John Kuitwaard, antiguo vicepresidente del Corrado Club of America, quien los descubrió casualmente por internet. Dado que se trataba de prototipos sin permiso de circulación, no podían ser importados a Estados Unidos. Kuitwaard trató de introducirlos al país bajo la disposición especial de coches de exposición, pero ésta le fue denegada por tratarse de “simples Volkswagen”.
Finalmente, pudo conseguir que llegaran a Estados Unidos en 2014, cuando alcanzaron los 25 años. Ahora sí, ya con la consideración de clásicos, logró reunirse con sus queridos Volkswagen Corrado Magnum siete años después de comprarlos… Apenas dos años después, Kuitwaard puso a la venta los dos coches a través de LuxSport a un precio de 50.000 dólares cada uno. Uno de ellos regresó a su Alemania natal, mientras que otro se quedó en Estados Unidos, por lo que separaron sus caminos quien sabe si para siempre. Una última curiosidad, el número de bastidor de ambas unidades se eliminó de la base de datos de Volkswagen, sin que se sepa muy bien el motivo.
Imágenes Marold Automobil y LuxSport.