Volvo 240 Turbo 1985
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Volvo 240 Turbo EVO, un éxito rotundo en carreras no exento de polémica

Tras asentar su imagen en base a la fiabilidad y la seguridad Volvo quiso ir más allá dando un ejemplo de capacidad deportiva con sus éxitos en el europeo de turismos gracias a lo realizado sobre la base del 240 Turbo.

Hoy en día la afición a los rallyes y campeonatos turismo parece no ser tan fuerte como sí era durante los años ochenta. Una época en la que el Grupo A -establecido por la FIA en 1982- ayudó a relacionar modelos de serie con sus derivados para la competición haciendo que estableciendo entre ellos una gran similitud visual.

Es decir, mientras hoy en día resulta complejo establecer conexiones entre lo visto sobre las pistas y lo expuesto en los concesionarios, de aquellas todos y cada uno de los Grupo A podían ser replicados fácilmente por cualquier aficionado a golpe de pegatinas, nuevas llantas y unas suspensiones más pegadas al suelo.

Obviamente todo lo escondido bajo el capó estaba increíblemente evolucionado respecto a lo visto en la gran serie, pero al fin y al cabo aquellas diferencias no eran de tal calibre como para imponer una distancia insalvable entre el aficionado de a pie y los equipos profesionales. Todo ello con la vista puesta en la publicidad y la fidelización del cliente al hacer posible la correlación entre los coches de calle y los de competición.

Asimismo a ello contribuyó una diferenciación no tan acusada como la de ahora entre lo estrictamente deportivo y lo presentado como estrictamente familiar. De esta manera revisar imágenes relativas a los campeonatos turismo de aquella época es tanto como encontrarse con rabiosas unidades prestacionales que, a fin de cuentas, lucen en su aspecto como vehículos vistos comúnmente en las calles. Vehículos como el Rover SD1, el Alfa Romeo 33 o el Volvo 240 Turbo.

VOLVO 240, LA IMAGEN MÁS CANÓNICA DE LA MARCA

Presentado a mediados de los años sesenta el Volvo 140 -y su versión con seis cilindros el 160- se encontraba francamente desactualizado a comienzos de la década siguiente. Un verdadero problema para la casa sueca pues, al fin y al cabo, más allá de lo cosechado en su mercado local sus concesionarios en los Estados Unidos estaban creciendo a base a ofrecer una imagen sobria caracterizada por la mezcla de seguridad y fiabilidad.

Volvo 240 1983jpg

Llegados a este punto los responsables de Volvo decidieron redoblar su apuesta por dicho carácter lanzando en 1974 la serie 240/260. Conservada en producción durante 19 años (¡!) ésta logró convertirse no sólo en la referencia de la marca más conocida a nivel mundial sino también en un auténtico éxito de ventas capaz de asentar el discurso relativo a cómo han de ser las creaciones de Volvo.

No obstante, lo que nadie podía esperar es cómo a aquella fórmula basada en la robustez se le fuera a añadir un capítulo exitoso en el mundo de la competición. De hecho aún sigue siendo un episodio sorprendente para la afición actual, la cual -dicho sea de paso- parece haber olvidado todo lo interpretado por el Volvo 240 en el Europeo de Turismos bajo la sombra del aspecto heterodoxo exudado por el 850 Estate relativo al BTCC.

LLEGA EL TURBO Y LA COMPETICIÓN

Tras haberlo probado con éxito en la competición, Renault empezó a aplicar el turbocompresor en sus turismos de cara a los años ochenta. Así las cosas, aquella tecnología nacida en los cielos y utilizada de forma prometedora tanto en el Mundial de Marcas como en la F1 inició una auténtica revolución mecánica en la cual los compactos deportivos lograron cifras y sensaciones nunca vistas en sus versiones atmosféricas.

Volvo 240 Turbo Circuitos

Un hecho sensacional para los fabricantes centrados en la producción masiva, quienes ahora veían cómo resultaba relativamente fácil convertir a un sencillo cuatro cilindros en una auténtica máquina de carreras o al menos deportiva. Dicho esto, en 1981 Volvo se sumó a la era turbo lanzando una versión sobrealimentada del 240 capaz de incrementar en hasta un tercio la potencia del bloque B21 con 2.1 litros para llegar así hasta los 155 CV.

Un cambio coordinado en lo publicitario con la utilización de este modelo en la Volvo Turbo Cup; una suerte de copa monomarca nacida en 1982 donde múltiples equipos locales competían entre sí bajo el amparo mecánico de la marca, responsable de proporcionar un kit preparatorio capaz de convertir al Volvo 240 Turbo en un auténtico coche de carreras.

VOLVO 240 TURBO, UNA ESTRATEGIA EN COMPETICIÓN

De una manera bastante previsora Volvo no sólo empleó a la Volvo Turbo Cup como una catapulta publicitaria; también trabajó codo a codo con los equipos privados a fin de recabar todo tipo de datos con los cuales seguir afinando la preparación en carreras del 240 Turbo.

Volvo 240 Turbo Carreras

Es más, de cara a la temporada de 1983 la casa sueca preveía haber servido las 500 unidades exigidas por la FIA en caso de querer homologar al modelo dentro del Grupo A. Cuestión lograda durante aquel mismo año haciendo del mismo un digno contrincante para los Rover Vitesse o Jaguar XJS ya vistos en el Campeonato Europeo de Turismos.

Algo realmente llamativo pues mientras estos portaban mecánicas cubicadas en casi 3 litros el Volvo seguía con su bloque perforado en poco más de dos. Eso sí, debido al factor de conversión del turbo mediante multiplicación -fijado de aquellas en 1.4- a efectos se llegaba a cifras homologables a las presentadas por los imponentes atmosféricos.

Es más, aunque no existen registros oficiales en torno a la potencia ésta se estimó en unos 300 CV para aquellas primeras unidades de competición listas en 1983, pudiendo haber escalado hasta los 380 CV en las postreras de dos y tres años más tarde. En fin, había razones sobradas para confiar en las posibilidades del Volvo 240 Turbo.

VOLVO 240 TURBO EVO, LLEGA LA POLÉMICA

Tal y como hemos dicho el Volvo 240 Turbo logró su homologación en el Grupo A durante 1983. Eso sí, esto lo hizo utilizando una serie especial conocida como EVO limitada a las 500 unidades justas marcadas por el reglamento.

Una operación muy inteligente pues, a fin de cuentas, reservaba a la misma el esfuerzo de montar ciertos elementos pensados por y para la competición dejando inalterada la producción masiva del 240 Turbo “normal”.

Volvo 240 Turbo Competición

No obstante empezaron a llegar rumores sobre la inexistencia de aquellas 500 unidades EVO más allá de las pocas muestreadas para la homologación. Llegados a este punto la FIA comenzó con sus pesquisas, siéndole completamente imposible adquirir en condiciones normales un Volvo 240 Turbo EVO montado de serie.

Hecho éste capaz de hacer saltar todas las alarmas en plena pugna por el campeonato europeo, iniciando así una confrontación legal donde la marca sueca no pudo dar una lista verificada de compradores aumentando aun más las sospechas de fraude. Eso sí, finalmente se libró de ver suspendida la homologación en carreras gracias a un pequeño registro de compradores suecos y, especialmente, la amenaza de responder con una retorcida interpretación del reglamento.

Volvo 240 Turbo Europeo de Turismos

Y es que, aprovechando una redacción algo farragosa -igual que Lotus o Brabham en la F1 con sus avances en aerodinámica- Volvo argumentó cómo no era realmente necesario el ensamblaje de 500 unidades completas, sino tan sólo ofrecer 500 kits EVO a clientes que los adquieran completos o sólo escogiendo algunos componentes. En fin, en las carreras no sólo es importante la mecánica sino también una cierta picardía en cuestiones legales y administrativas.

ÉXITOS EN COMPETICIÓN EUROPEA

Con una gran capacidad para rodar rápido en rectas, el Volvo 240 Turbo logró éxitos evidentes en el campeonato europeo a través de su participación en diversos equipos privados amparados por la propia fábrica.

Una estrategia de externalización muy efectiva y que, de hecho, ya había sido ensayada con enorme éxito por Porsche con sus 917 en Le Mans frente al carácter férreo y monolítico de Ferrari, casi siempre reacia a cualquier iniciativa externa a la propia Scuderia.

Asimismo el sistema de inyección electrónica a firma de Bosch realizaba una combustión eficiente a la par que daba más potencia. Si a esto se le suma un par de 420 Nm ya en las primeras unidades de competición tenemos las claves para entender cómo el Volvo 240 Turbo logró la victoria absoluta en el Campeonato Europeo de Turismos de 1985.

En fin, si en Le Mans fue Renault la primera en evidenciar sobre las pistas la conveniencia del turbocompresor en las carreras turismo nuestro protagonista también tuvo mucho que decir en clave pionera. Motivos sobrados para haber merecido el apelativo de “el ladrillo volador”.

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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