“Tarde o temprano alguien tenía que superar al Golf”. ¿A que parece el lema de alguno de los competidores a este rey absoluto de la gama media? Pues no. En realidad es una publicidad de la propia Volkswagen lanzando el Rallye. Y es que, a finales de los 80, el Golf estaba tan consolidado que sólo una evolución suya podía crear un automóvil mejor. No obstante, y aunque el Rallye es sin duda espectacular… El resultado final arroja luces y sombras.
Como recordarás a finales de los 80 todo era turbo. Si una máquina llevaba adosada la etiqueta con esta palabra mágica automáticamente sumaba mil puntos más. En VW-Audi lo sabían así que comenzaron a implementar esta “tecnología del soplido” en sus deportivos de gama media. Además, desde que en 1980 se lanzara el primer Audi Quattro, los alemanes tenían como punto fuerte la tracción integral enfocada a los rallye.
En 1985 aparece un nuevo GTI más agresivo, siendo el primer automóvil de gama media en equipar cuatro válvulas por cilindro. Sólo un año después se presenta el Golf Syncro que, aunque no es turbo, lleva un buen compresor volumétrico. Diseñado a partir de la experiencia con vehículos militares de la austriaca Steyr-Puch éste es el primer 4×4 de la saga Golf. En suma, todo estaba listo para que a finales de la década apareciese un modelo donde mecánica deportiva y tracción total se conjugasen bajo la carrocería de un gama media Volkswagen.
Así las cosas el Salón de Ginebra 1989 acogió la presentación del Rallye Golf. Una de las mayores rarezas de la saga y que, unos 30 años después, sigue siendo muy divertido en la nieve…
RALLYE GOLF. ¿QUÉ PRETENDÍA VW CON ÉL?
Para los más apasionados del Golf esta versión es una especie de unicornio. Es muy escasa y sin duda representa una de las evoluciones más radicales del modelo. Sin embargo… Sus éxitos en competición fueron más bien escasos, superado tanto en las pistas como en la calle por su rival más directo: el emocionante Lancia Delta HF Integrale 16V.
Pensado para competir en el Grupo A, el Rallye Golf monta un propulsor G60. Lanzado al mercado como corazón del Corrado en 1988 este cuatro cilindros de 1’8 litros -reducido aquí a 1763cc- entrega 160CV. Su principal característica es el compresor G-Lader. Un compresor muy preciso, definido como la mejor cualidad del Rallye Golf junto a una tracción total que obligó a reducir el volumen del maletero de 410 a 280 litros. Sólo así podía albergarse una nueva suspensión trasera independiente.
Aunque el conjunto es de lo más equilibrado y robusto lo cierto es que al Rallye Golf le faltaron ciertas dosis de emoción. Bastidor, transmisión, motor, tracción… Todas las pruebas del momento loaron sus componentes por separado. Pero mezclados… En fin, el resultado final parecía no ser todo lo vigoroso que se esperaba. Más aún en un Rallye Golf que casi doblaba el precio de un GTI.
Pasados los años parece que VW no pensó en el Rallye Golf como un coche con el que realmente asaltar la competición. Y tiene lógica. Al fin y al cabo para eso el grupo VW-Audi ya tenía a los más que solventes Quattro. El objetivo fue más bien ofrecer un producto evolucionado, aún más radical, a todos aquellos clientes que ya eran fieles a la marca gracias a las siglas GTI. Pero ojo, algunos de ellos prefieren a este coche por encima de los Audi Quattro.
BAILANDO SOBRE LA NIEVE. LA CONDUCCIÓN DE UN RALLYE GOLF
Al que has visto en el vídeo anterior no es un cualquiera con el modelo. Tim O´Neil fue uno de los pilotos de rallye que hace 30 años volaban con estos coches, dirigiendo ahora su propia escuela de conducción. Lo primero que podemos escucharle es que el Rallye Golf parece muchas veces un coche de tracción delantera. En realidad eso se entiende porque el Syncro se asemeja más a un sistema de mejora de la tracción que a un verdadero todoterreno. Esto obliga a una cierta pericia con el acelerador y el freno. Jugando con éstos cuando necesitas mandar potencia a las ruedas traseras pero sin que el coche se te descontrole por girar demasiado las delanteras.
No obstante… Que no cunda el pánico. El Rallye Golf se destacó más por su fiabilidad y rudeza que por el temperamento y nervio de competidores como el Lancia Delta. Es cierto que, como dice el propio Tim, este coche tiene problemas con el reparto 50/50 de la tracción. Pero también es cierto que su carácter noble no hacen de él una “caja de muertos” para un conductor no profesional.
Paradójicamente el mayor defecto del Rallye Golf es la mayor virtud de la saga a la que pertenece: su equilibrio. Un equilibrio entre todas las parte que, si bien no resulta en un coche radical y extremadamente competitivo, sí tiene todo el encanto de un clásico muy exclusivo con el que poder disfrutar bastante sin renunciar a la fiabilidad o el confort.