FOTOS WINNEBAGO F17: BRING A TRAILER
Hay inventos con tanto éxito que, su nombre comercial, se utiliza como un genérico para identificar productos similares. El mejor ejemplo es lo ocurrido con los pañuelos Kleenex. Lanzados en 1924, este invento de “usar y tirar” se ensayó durante la Primera Guerra Mundial como mascarillas antigas. Un uso quizás algo aventurado, para el que se desarrolló el producto del cual están hechos: el “cellucotton”. Algo que, como se intuye desde el propio nombre, es un híbrido entre la celulosa y el algodón.
Híbridos insospechados aparte, lo cierto es que estos pañuelos tuvieron tal éxito que, aún casi un siglo después, su nombre sigue siendo sinónimo genérico para cualquier producto similar. Algo que también ocurre con la empresa americana de autocaravanas Winnebago. Fundada en 1958, este fabricante de viviendas sobre ruedas también ha escrito una historia de éxito. De hecho, la semana pasada sus acciones crecían hasta un 5’8% en la bolsa de Nueva York a pesar de que, en plena pandemia del Covid-19, los americanos no estén precisamente pensando en nomadismos de placer.
Dejando a un lado los análisis financieros, lo cierto es que decir en los Estados Unidos Winnebago es tanto como decir autocaravana. Un logro comercial bastante meritorio, el cual se ha cosechado gracias a una buena calidad, un diseño práctico y el uso de elementos mecánicos de marcas tan reconocidas como Mercedes, Volkswagen o Ford. De hecho, usando chasis y motor de esta última es como se planteó el diseño de una de sus autocaravanas más interesantes: la Winnebago F17 de 1968.
WINNEBAGO: AUTOCARAVANAS PRODUCIDAS EN MASA
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, esto de las autocaravanas es una parte fundamental del motor americano. Y es que, al fin y al cabo, les va en su propia definición nacional. Más allá de las imágenes de los nómadas tuareg o mongoles, ¿qué otro país tiene tanto de su identidad indisolublemente unido a la vida en el camino? Desde los antiguos colonos hasta los emigrantes de la Dust Bowl o el éxodo a los frutales de California durante la Gran Depresión, los estadounidenses saben como pocos los que es vivir con la casa a cuestas.
Eso sí, a partir de los prósperos años 50 convirtieron esta tradición en una herramienta de ocio, floreciendo por todo el país carroceros dispuestos a especializarse en la venta de autocaravanas. Uno de ellos fue Winnebago, el cual proyectó desde Iowa un imperio comercial con delegaciones de ventas por todo el país. Una comercialización masiva basada en ofrecer productos similares a los de la competencia por apenas la mitad. Llegado a este punto la pregunta es obvia, ¿cómo lo lograron? Bueno, más allá de teorías especulativas lo cierto es que todo fue gracias a sus inventos.
El primero de ellos lo bautizaron Thermo-Panel. Y sí, es justo lo que por su nombre promete ser. Un tipo de panel ligero, resistente y ante todo con propiedades térmicas. Algo que se agradece cuando acampas tu Winnebago bajo el ardiente sol de California. El segundo fue más bien una nueva manera de hacer las cosas, ya que decidieron fabricar ellos mismos los muebles con los que equipaban las autocaravanas. Así, y al contrario de la competencia, lograron reducir costes al no externalizar esta labor. ¿Resultado? Bueno, 62 años después su cotización en bolsa demuestra que ha sido positivo.
WINNEBAGO F17 DE 1968: DISEÑO RECTILÍNEO EN PLENA EUFORIA ESPACIAL
La verdad es que las líneas de la Winnebago F17 nos llaman bastante la atención. Y no, no nos referimos a su estilo depurado ya que, aunque resulte encantadora a la luz de los años, tampoco es que sea un ejercicio de diseño capaz de marcar una era. Sin embargo, lo cierto es que para los años 60 la fiebre por la estética especial que caracterizó al diseño industrial norteamericano de los 50 aún seguía viva. Cromados, volúmenes musculosos, remates fantasiosos… Una panoplia futurista que, en el caso de nuestra protagonista brilla, pero por su ausencia.
Es como si la Winnebago F17 se hubiera contagiado de los diseños rectilíneos que marcaban una transición hacia los 70 comandaba por los Alfa Romeo Carabo, Lancia Stratos Zero o Ferrari Modulo. Fantasías aparte, realmente creemos que su austeridad se debe, más bien, a las necesidades de un diseño limitado por los bajos costos. Algo que en el apartado mecánico no minó la calidad de esta autocaravana, la cual se asienta en el reconocido chasis de una Ford P-350. Todo al hilo del motor, el cual es un Ford 300ci de seis cilindros y 4’9 litros lanzado en 1965.
Justo tres años antes del ensamblaje de esta Winnebago F17, la cual ha quedado para la posteridad como uno de los mejores ejemplos de la marca durante los 60. Una unidad completamente americana, ya que en años posteriores la empresa empezaría a alternar el uso de mecánicas Ford y Dodge con el de las procedentes de marcas europeas como Volkswagen o Mercedes; que ha se ha vendido en subasta recientemente en la prestigiosa página americana Bring a Trailer.